29 nov 2008
El día 8-12-08, ofrecimos una gala de Música y Danza Oriental Tradicional con "ANLAGE", en el teatro del "Centro Cívico del Zaidín". Granada.
Más información sobre este espectáculo y el grupo "Anlage" con el que colaboro, en el apartado de "ENLACES".
23 nov 2008
22 nov 2008
Michael Jackson se convirtió al Islam, según "The Sun".
LONDRES, 21 (ANSA)
El cantante estadounidense Michael Jackson se convirtió al Islam en una ceremonia que tuvo lugar en la casa de un amigo en Los Angeles, escribió el diario británico Sun.
Su nombre musulmán ahora sería Mikaeel, uno de los ángeles de Alá y no Mustafa cómo le habían elegido previamente y el artista finalmente rechazó.
Jackson, de 50 años, creció en una familia Testigo de Jehová y abrazó al fe islámica en la ceremonia de la shahada luego de hablar con amigos -el músico canadiense David Wharnsby y el productor Phillip Buibal- recientemente convertidos.
Ambos músicos le explicaron que la fe islámica mejoró sus vidas.
"Le hablaron de su fe -dijo una fuente al Sun- y de cómo los hizo mejores personas. Y Michael finalmente se convenció".
En la fiesta por la conversión de Jackson participó Yusuf Islam, de 60 años, estrella de la música pop de los años '60 con el nombre de Cat Stevens.
Michael Jackson es esperado el fin de semana en Londres, donde debe presentarse en una causa judicial que le inició un jeque de Bahrein que lo acusa de haber violado un contrato que preveía la grabación de un álbum, una autobiografía y espectáculos a realizarse en el reino.
El cantante estadounidense Michael Jackson se convirtió al Islam en una ceremonia que tuvo lugar en la casa de un amigo en Los Angeles, escribió el diario británico Sun.
Su nombre musulmán ahora sería Mikaeel, uno de los ángeles de Alá y no Mustafa cómo le habían elegido previamente y el artista finalmente rechazó.
Jackson, de 50 años, creció en una familia Testigo de Jehová y abrazó al fe islámica en la ceremonia de la shahada luego de hablar con amigos -el músico canadiense David Wharnsby y el productor Phillip Buibal- recientemente convertidos.
Ambos músicos le explicaron que la fe islámica mejoró sus vidas.
"Le hablaron de su fe -dijo una fuente al Sun- y de cómo los hizo mejores personas. Y Michael finalmente se convenció".
En la fiesta por la conversión de Jackson participó Yusuf Islam, de 60 años, estrella de la música pop de los años '60 con el nombre de Cat Stevens.
Michael Jackson es esperado el fin de semana en Londres, donde debe presentarse en una causa judicial que le inició un jeque de Bahrein que lo acusa de haber violado un contrato que preveía la grabación de un álbum, una autobiografía y espectáculos a realizarse en el reino.
20 nov 2008
19 nov 2008
El Vaticano se une al Islam en su apuesta por la banca ética
Darío Menor (Roma).17/11/2008.
Veintinueve líderes musulmanes se reunieron la semana pasada en el Vaticano con dirigentes de la Iglesia católica en el primer seminario del Foro Católico-Musulmán, un ágora con el que se pretende evitar que se gripe el motor del diálogo interreligioso. Además de las esperables declaraciones a favor de la “libertad religiosa”, del respeto a la “vida humana”, a la “juventud” y a las “minorías”, la declaración final de quince puntos contenía un asunto de gran repercusión para la economía. Era la cláusula doce, que elevaba una petición a “los creyentes” para que desarrollen un “sistema financiero ético”.
Se trata de la primera vez que musulmanes y católicos se ponen de acuerdo para hacer una solicitud de este tipo. Lamentablemente, la declaración del Foro no especifica cómo se debe desarrollar dicho sistema, sólo apunta que se tendría que dotar de “mecanismos de regulación que consideren la situación de los pobres”. Dado que, hasta ahora, los fondos vaticanos han utilizado los canales de la banca habitual, la petición para que se desarrolle un “sistema financiero ético” significa la adhesión de la Santa Sede a algunos de los principios que propugna la banca islámica.
Ésta se rige por la prohibición de la usura que realiza el Corán, lo que obliga a las hipotecas, fondos, cuentas corrientes y créditos de las instituciones financieras que respetan la “sharia” (ley islámica) a no cobrar ni ofrecer intereses. Obviamente, los bancos islámicos no regalan las hipotecas ni reciben nuestros ingresos sin ofrecer nada a cambio. Tanto a la hora de prestar dinero como de recogerlo, la banca “halal” (permitidas por el islam) ha ideado unos mecanismos que le permiten obtener beneficios y ofrecérselos a sus clientes. A la hora de dar una hipoteca, la institución financiera compra la casa a su nombre y se compromete luego a vendérsela al cliente a un precio más alto. Esta diferencia no se considera “riba” (interés), sino una compensación al banco por el riesgo de la operación. Para rembolsar el precio de la vivienda se establecer unos plazos mensuales, que algunas entidades llaman “alquiler”, equiparables a los pagos del crédito hipotecario de la banca occidental.
Las comisiones son otra de las formas de cobrar veladamente por el dinero que prestan las instituciones financieras islámicas. Éstas prohíben que sus activos entren en sectores “haram” (prohibidos), como son la industria armamentística, la pornografía o las bebidas alcohólicas, y proponen que la riqueza no sólo beneficie al cliente, sino que también se reparta entre el resto de la comunidad. Precisamente son estos condicionantes de la banca islámica los que más pueden interesar al Vaticano, ya que proponen ayudar a los más desfavorecidos y vetan las inversiones en sectores antagónicos al habitual mensaje de paz de la Iglesia católica.
La banca islámica está cada día más presente en Europa. Gran Bretaña es su principal mercado aunque también se puede encontrar en España por medio de Bancorreos, la entidad creada por Correos y Deutsche Bank, que ofrece productos financieros adaptados a los más de un millón de musulmanes que viven en nuestro país. El éxito de la banca islámica se ha visto estos días en la gran exposición “halal” que se ha celebrado en Abu Dhabi. En el encuentro, algunos analistas han vaticinado que muchos inversores occidentales escaldados con la crisis encontrarán la seguridad que buscan en las instituciones bancarias de acuerdo a la “sharia”.
Veintinueve líderes musulmanes se reunieron la semana pasada en el Vaticano con dirigentes de la Iglesia católica en el primer seminario del Foro Católico-Musulmán, un ágora con el que se pretende evitar que se gripe el motor del diálogo interreligioso. Además de las esperables declaraciones a favor de la “libertad religiosa”, del respeto a la “vida humana”, a la “juventud” y a las “minorías”, la declaración final de quince puntos contenía un asunto de gran repercusión para la economía. Era la cláusula doce, que elevaba una petición a “los creyentes” para que desarrollen un “sistema financiero ético”.
Se trata de la primera vez que musulmanes y católicos se ponen de acuerdo para hacer una solicitud de este tipo. Lamentablemente, la declaración del Foro no especifica cómo se debe desarrollar dicho sistema, sólo apunta que se tendría que dotar de “mecanismos de regulación que consideren la situación de los pobres”. Dado que, hasta ahora, los fondos vaticanos han utilizado los canales de la banca habitual, la petición para que se desarrolle un “sistema financiero ético” significa la adhesión de la Santa Sede a algunos de los principios que propugna la banca islámica.
Ésta se rige por la prohibición de la usura que realiza el Corán, lo que obliga a las hipotecas, fondos, cuentas corrientes y créditos de las instituciones financieras que respetan la “sharia” (ley islámica) a no cobrar ni ofrecer intereses. Obviamente, los bancos islámicos no regalan las hipotecas ni reciben nuestros ingresos sin ofrecer nada a cambio. Tanto a la hora de prestar dinero como de recogerlo, la banca “halal” (permitidas por el islam) ha ideado unos mecanismos que le permiten obtener beneficios y ofrecérselos a sus clientes. A la hora de dar una hipoteca, la institución financiera compra la casa a su nombre y se compromete luego a vendérsela al cliente a un precio más alto. Esta diferencia no se considera “riba” (interés), sino una compensación al banco por el riesgo de la operación. Para rembolsar el precio de la vivienda se establecer unos plazos mensuales, que algunas entidades llaman “alquiler”, equiparables a los pagos del crédito hipotecario de la banca occidental.
Las comisiones son otra de las formas de cobrar veladamente por el dinero que prestan las instituciones financieras islámicas. Éstas prohíben que sus activos entren en sectores “haram” (prohibidos), como son la industria armamentística, la pornografía o las bebidas alcohólicas, y proponen que la riqueza no sólo beneficie al cliente, sino que también se reparta entre el resto de la comunidad. Precisamente son estos condicionantes de la banca islámica los que más pueden interesar al Vaticano, ya que proponen ayudar a los más desfavorecidos y vetan las inversiones en sectores antagónicos al habitual mensaje de paz de la Iglesia católica.
La banca islámica está cada día más presente en Europa. Gran Bretaña es su principal mercado aunque también se puede encontrar en España por medio de Bancorreos, la entidad creada por Correos y Deutsche Bank, que ofrece productos financieros adaptados a los más de un millón de musulmanes que viven en nuestro país. El éxito de la banca islámica se ha visto estos días en la gran exposición “halal” que se ha celebrado en Abu Dhabi. En el encuentro, algunos analistas han vaticinado que muchos inversores occidentales escaldados con la crisis encontrarán la seguridad que buscan en las instituciones bancarias de acuerdo a la “sharia”.
8 nov 2008
"El retorno del Islam a España va a permitirnos recuperar nuestra identidad",
afirma el teólogo Juan José Tamayo.
La gestión del pluralismo religioso ha sido el núcleo de la conferencia impartida por el catedrático en el marco de los Cursos de Otoño de la UAL
Juan José Tamayo y Mohammed Arkoun
ALMERÍA.- El Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones "Ignacio Ellacuría" de la Universidad Carlos III de Madrid, Juan José Tamayo, ha impartido una conferencia sobre el pluralismo religioso y la ciudadanía dentro del curso "Religiones y Ciudadanía" que hoy, mañana y pasado se celebra en Aguadulce dentro de la programación de los Cursos de Otoño que organiza la Universidad de Almería en esta localidad.
Para el profesor el pluralismo religioso de hoy "es un hecho y al mismo tiempo un valor que hay que gestionar". Este pluralismo "saca a España de cinco siglos de la falsa apariencia de que sólo existía una religión", ha resaltado Tamayo, y permite el retorno del Islam lo que va a suponer, "poder recuperar nuestra historia, una parte muy importante de nuestra identidad y poder definir por fin qué es España".
El teólogo ha insistido en su discurso en que el pluralismo religioso no es algo nuevo, de hoy, sino que "es una constante en la historia de la humanidad", y que así lo pone de manifiesto la historia de las religiones al mostrarnos "como desde el origen de los tiempos los seres humanos hemos tenido gran creatividad para explicar el sentido de la vida y el sentido de la muerte".
En este sentido, el profesor ha destacado que "la historia de las religiones es la mejor prueba de que nunca hubo una única religión", realizando una enumeración del tipo de religiones existentes: "podemos encontrar religiones proféticas (como son las tres religiones monoteístas: cristianismo, judaísmo e islam), de orientación mística (hinduismo y budismo), panteístas, politeístas, etc." Respecto a estas últimas, las politeístas, Tamayo ha asegurado que facilitan el diálogo y la pluralidad frente a las monoteístas que "creen en la existencia de un Dios y que este es universal, el Dios de la humanidad, lo que significa que se imponen normas de obligado cumplimiento".
El Director de la Cátedra de Teología en la Carlos III ha hecho especial hincapié en que este pluralismo religioso que se recoge en la historia es hoy aún mayor con el auge de los nuevos movimientos religiosos, a los que no quiere llamar sectas "por tratarse de una palabra con una carga negativa muy grande", cuando muchos de esos fenómenos arrancan de las religiones tradicionales y "lo que hacen es adaptarse a la nueva realidad".
Cómo gestionar de manera correcta la diversidad religiosa ha sido otra de las reflexiones de Tamayo quién apuesta por la igualdad de todas las religiones, un Estado laico, donde haya una separación clara entre la esfera política y religiosa y donde la articulación de la sociedad pase por la ciudadanía y no por las religiones.
Para el teólogo España debe aún hacer un camino en este sentido ya que considera que "el catolicismo continúa dominando en los grandes debates sociales y por lo tanto no hay condiciones de igualdad".
La gestión del pluralismo religioso ha sido el núcleo de la conferencia impartida por el catedrático en el marco de los Cursos de Otoño de la UAL
Juan José Tamayo y Mohammed Arkoun
ALMERÍA.- El Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones "Ignacio Ellacuría" de la Universidad Carlos III de Madrid, Juan José Tamayo, ha impartido una conferencia sobre el pluralismo religioso y la ciudadanía dentro del curso "Religiones y Ciudadanía" que hoy, mañana y pasado se celebra en Aguadulce dentro de la programación de los Cursos de Otoño que organiza la Universidad de Almería en esta localidad.
Para el profesor el pluralismo religioso de hoy "es un hecho y al mismo tiempo un valor que hay que gestionar". Este pluralismo "saca a España de cinco siglos de la falsa apariencia de que sólo existía una religión", ha resaltado Tamayo, y permite el retorno del Islam lo que va a suponer, "poder recuperar nuestra historia, una parte muy importante de nuestra identidad y poder definir por fin qué es España".
El teólogo ha insistido en su discurso en que el pluralismo religioso no es algo nuevo, de hoy, sino que "es una constante en la historia de la humanidad", y que así lo pone de manifiesto la historia de las religiones al mostrarnos "como desde el origen de los tiempos los seres humanos hemos tenido gran creatividad para explicar el sentido de la vida y el sentido de la muerte".
En este sentido, el profesor ha destacado que "la historia de las religiones es la mejor prueba de que nunca hubo una única religión", realizando una enumeración del tipo de religiones existentes: "podemos encontrar religiones proféticas (como son las tres religiones monoteístas: cristianismo, judaísmo e islam), de orientación mística (hinduismo y budismo), panteístas, politeístas, etc." Respecto a estas últimas, las politeístas, Tamayo ha asegurado que facilitan el diálogo y la pluralidad frente a las monoteístas que "creen en la existencia de un Dios y que este es universal, el Dios de la humanidad, lo que significa que se imponen normas de obligado cumplimiento".
El Director de la Cátedra de Teología en la Carlos III ha hecho especial hincapié en que este pluralismo religioso que se recoge en la historia es hoy aún mayor con el auge de los nuevos movimientos religiosos, a los que no quiere llamar sectas "por tratarse de una palabra con una carga negativa muy grande", cuando muchos de esos fenómenos arrancan de las religiones tradicionales y "lo que hacen es adaptarse a la nueva realidad".
Cómo gestionar de manera correcta la diversidad religiosa ha sido otra de las reflexiones de Tamayo quién apuesta por la igualdad de todas las religiones, un Estado laico, donde haya una separación clara entre la esfera política y religiosa y donde la articulación de la sociedad pase por la ciudadanía y no por las religiones.
Para el teólogo España debe aún hacer un camino en este sentido ya que considera que "el catolicismo continúa dominando en los grandes debates sociales y por lo tanto no hay condiciones de igualdad".
Los expertos en diálogo intercultural abogan por educar en la diversidad
Autor: Sandra Balvín - Fuente: Diario Sur
Las jornadas 'Diálogo intercultural y Juventud' abordaron ayer la relación entre la juventud y el pluralismo religioso. Francisco Díez, catedrático de Historia de las Religiones de la Universidad de La Laguna; el presidente de la Junta Islámica en España, Mansur Escudero; el coordinador de inmigración de la Junta de Andalucía en Cádiz, Santiago Yerga; y Antonio Chaves, experto en diálogo intercultural, participaron en una mesa redonda para debatir la cuestión. La necesidad de educar en el respeto a la diversidad fue una de las principales conclusiones de la sesión.
Díez llamó la atención sobre la segregación que se produce en las aulas en materia de enseñanza de religión, ya que las distintas religiones se enseñan en grupos separados. Por ello, el catedrático defendió la opción de que todos los estudiantes, sea cual sea su origen o credo, estudien una historia y cultura religiosa «sin conceptos religiocéntricos» que refleje la diversidad social, propiciada fundamentalmente por el incremento de la inmigración en España. «Conociendo las religiones del mundo nos conocemos mejor a nosotros mismos», concluyó.
Entender el islam
Mansur basó su exposición en demostrar la falsedad de algunos de los estereotipos sobre el islam. El presidente de la Junta Islámica en España aseguró que la Constitución Española «acabó con el monopolio religioso» existente en el país. No obstante, añadió que «el imaginario colectivo está absolutamente teñido de estereotipos sobre el islam». «Yo defiendo», prosiguió, «que el islam es una religión laica porque carece de jerarquía».
Mansur apuntó que, en su opinión, la Alianza de Civilizaciones refleja un entendimiento correcto del islam. En este sentido, aclaró que el Corán considera que todas las religiones son vías de salvación y que los musulmanes aceptan la naturaleza divina de todos los mensajeros.
Según Mansur, el primer reto es vencer la ignorancia. «El choque de civilizaciones es un choque de ignorancia a veces fomentado por quienes se benefician de la confrontación». Aunque formó parte del grupo de expertos que se pronunciaron a favor de la enseñanza del islam en los colegios públicos. Sin embargo, matizó que su visión de cómo debería llevarse a cabo coincidía más con la expuesta por Díaz que con el método actual.
Proceso bidireccional
Yerga dio algunos datos de ámbito autonómico para contextualizar la cuestión. El coordinador de inmigración cifró en 500.000 el número de inmigrantes en Andalucía, pertenecientes a más de cien nacionalidades diferentes, de los cuales la mitad son menores de 35 años. Andalucía cuenta además con 361 entidades no católicas inscritas.
Para Yerga, los principales objetivos son el conocimiento y la gestión en la diversidad. Las áreas preferentes son la juventud y la pluralidad religiosa. «Hay que trabajar estos espacios no sólo desde la perspectiva de la población inmigrante, sino también desde la perspectiva de la sociedad autóctona o de acogida, ha de ser un proceso bidireccional», señaló.
Las jornadas 'Diálogo intercultural y Juventud' abordaron ayer la relación entre la juventud y el pluralismo religioso. Francisco Díez, catedrático de Historia de las Religiones de la Universidad de La Laguna; el presidente de la Junta Islámica en España, Mansur Escudero; el coordinador de inmigración de la Junta de Andalucía en Cádiz, Santiago Yerga; y Antonio Chaves, experto en diálogo intercultural, participaron en una mesa redonda para debatir la cuestión. La necesidad de educar en el respeto a la diversidad fue una de las principales conclusiones de la sesión.
Díez llamó la atención sobre la segregación que se produce en las aulas en materia de enseñanza de religión, ya que las distintas religiones se enseñan en grupos separados. Por ello, el catedrático defendió la opción de que todos los estudiantes, sea cual sea su origen o credo, estudien una historia y cultura religiosa «sin conceptos religiocéntricos» que refleje la diversidad social, propiciada fundamentalmente por el incremento de la inmigración en España. «Conociendo las religiones del mundo nos conocemos mejor a nosotros mismos», concluyó.
Entender el islam
Mansur basó su exposición en demostrar la falsedad de algunos de los estereotipos sobre el islam. El presidente de la Junta Islámica en España aseguró que la Constitución Española «acabó con el monopolio religioso» existente en el país. No obstante, añadió que «el imaginario colectivo está absolutamente teñido de estereotipos sobre el islam». «Yo defiendo», prosiguió, «que el islam es una religión laica porque carece de jerarquía».
Mansur apuntó que, en su opinión, la Alianza de Civilizaciones refleja un entendimiento correcto del islam. En este sentido, aclaró que el Corán considera que todas las religiones son vías de salvación y que los musulmanes aceptan la naturaleza divina de todos los mensajeros.
Según Mansur, el primer reto es vencer la ignorancia. «El choque de civilizaciones es un choque de ignorancia a veces fomentado por quienes se benefician de la confrontación». Aunque formó parte del grupo de expertos que se pronunciaron a favor de la enseñanza del islam en los colegios públicos. Sin embargo, matizó que su visión de cómo debería llevarse a cabo coincidía más con la expuesta por Díaz que con el método actual.
Proceso bidireccional
Yerga dio algunos datos de ámbito autonómico para contextualizar la cuestión. El coordinador de inmigración cifró en 500.000 el número de inmigrantes en Andalucía, pertenecientes a más de cien nacionalidades diferentes, de los cuales la mitad son menores de 35 años. Andalucía cuenta además con 361 entidades no católicas inscritas.
Para Yerga, los principales objetivos son el conocimiento y la gestión en la diversidad. Las áreas preferentes son la juventud y la pluralidad religiosa. «Hay que trabajar estos espacios no sólo desde la perspectiva de la población inmigrante, sino también desde la perspectiva de la sociedad autóctona o de acogida, ha de ser un proceso bidireccional», señaló.
6 nov 2008
Un teléfono rojo entre Roma y La Meca
El Papa dialoga con los musulmanes para superar las últimas tensiones
MÓNICA ANDRADE - Roma - 06/11/2008
Benedicto XVI recibe hoy a los 59 estudiosos del islam y representantes de la Iglesia que durante dos días han tratado en Roma de tender puentes entre ambas religiones durante el primer Fórum católico-musulmán, organizado por el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, que pretende restaurar el clima de confianza entre ambas religiones.
El encuentro tuvo su origen en una carta dirigida a Ratzinger hace ahora un año por un grupo de 138 estudiosos del islam, en la que pedían un mayor entendimiento mutuo y animaban a superar las diferencias. La misiva era la respuesta al polémico discurso pronunciado por el Papa en la Universidad de Ratisbona, en septiembre de 2006, en el que habló del islam como una religión violenta e irracional.
Con antelación a la reunión, los 29 representantes islámicos, entre los que hay suníes, chiítas y sufíes, han manifestado su confianza en que el Vaticano se adhiera al plan para la gestión de emergencias religiosas. Las violentas protestas suscitadas por la publicación de las caricaturas de Mahoma en algunos medios occidentales se habrían podido evitar, a juicio de estos estudiosos, si cristianos y musulmanes se hubieran pronunciado de manera conjunta contra "la provocación" que se escondía detrás de ellas.
Para Ibrahim Kalin, profesor de la Universidad de Georgetown, procedente de Turquía y portavoz del grupo, establecer un mecanismo para reaccionar ante eventuales crisis es "vital para que no se produzcan interferencias entre las dos religiones".
Sobre las afirmaciones del Papa en Ratisbona, Tariq Ramadan, el controvertido intelectual suizo que también ha participado en el Fórum interreligioso, se ha mostrado convencido de que "a largo plazo tendrán más consecuencias positivas que negativas".
La delegación católica, guiada por Jean-Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo, tiene puestas sus esperanzas en abordar la cuestión de la libertad religiosa y de la reciprocidad. "Si un musulmán tiene la posibilidad de contar con un lugar de culto en Europa es normal que suceda a la inversa en las sociedades de mayoría musulmana", ha declarado el cardenal al semanario católico La Croix.
Este primer encuentro, al que previsiblemente seguirán otros, no puede interpretarse, según Tauran, como el inicio de un nuevo diálogo. "Nosotros dialogamos con el islam desde hace 1.400 años. Estamos condenados a dialogar", explicó.
"No hay que tener miedo a denunciar las violaciones de los derechos del hombre, sean cuales sean, de modo que sea la verdad y no la fuerza la que prevalezca, que la fuerza del derecho se imponga sobre el derecho de la fuerza", ha señalado Tauran.
El comunicado conjunto final que se dará a conocer esta tarde recogerá las intervenciones de las dos delegaciones y servirá como base para futuros debates.
1 nov 2008
¿Y qué si fuese árabe o musulmán?
Powell: «Y qué si lo fuera. ¿Hay algo malo en ser musulmán en este país?
Autor: Gema Martín Muñoz - Fuente: Diario Sur
El anuncio por parte de Colin Powell de su apoyo a Obama desplazó la atención de otra cuestión en la que también se detuvo durante su entrevista en la NBC, la cual ha estado presente a lo largo de la campaña y a la que ninguna figura política prominente había respondido hasta ese momento como merece: los rumores sobre que el candidato demócrata es musulmán y las alusiones a sus supuestos 'coqueteos' en el pasado con el Islam. Sobre los primeros, Powell respondió al periodista: «Y qué si lo fuera. ¿Hay algo malo en ser musulmán en este país?... ¿Hay algo malo en que cualquier musulmán americano de siete años crea que podría ser presidente?».
Unos días antes, una mujer que asistía a un mitin de McCain había expresado su desconfianza hacia Obama identificándole como «un árabe», como si ésta fuera la peor acusación que pudiera dirigírsele. El reproche le debió de parecer demasiado fuerte al propio McCain, quien lo rechazó diciendo de su rival «no, es un buen padre de familia». Es decir, la categoría árabe o musulmán (para ellos árabe o musulmán es un 'totum revolutum') excluye la posibilidad de ser un buen hombre. Este tipo de episodios motivó la respuesta en televisión del conocido actor Ben Affleck, que se preguntó, indignado, cuál habría sido la reacción si la cadena de expresiones hubiese sido «es un judío», «no, es un buen padre de familia»; o «es un católico», «no, es un buen padre de familia». Pero de árabes y musulmanes parece que se pueda decir todo. Hace unos días la directora de un grupo de mujeres republicanas de Nuevo México calificó a Obama de «socialista musulmán», añadiendo a continuación que «los musulmanes son nuestros enemigos».
Esta campaña electoral ha sacado a la luz sin disimulos la estigmatización que para muchos estadounidenses significa ser árabe y musulmán. Desde que se conoció que Obama podía ser candidato a la presidencia comenzó la operación que lo vinculaba al Islam: que era secretamente musulmán, que había sido educado de niño en una escuela islámica en Indonesia, que juró en el Senado sobre el Corán, se divulgó la famosa foto donde se le ve con vestimenta somalí en Kenia, se incidió en su segundo nombre (Hussein)... No hay más que ver las 12.600.000 entradas de Google al introducir Obama+Muslim para darse cuenta de la incidencia de esta rumorología. Pero la cuestión no ha sido dilucidar si el senador demócrata había tenido relaciones con el Islam o no, sino perjudicarle seriamente en su ascenso hacia la Casa Blanca influyendo en el ánimo de los votantes. Es decir, se piensa y se transmite que todo lo que tiene que ver con el Islam significa relacionarse con el «gran mal».
También es significativo que no se haya respondido a este racismo hace tiempo, incluido el propio Obama, con un «y si lo fuera, qué». Por el contrario, conscientes de lo perjudicial que podía ser para el candidato, sus asesores han trabajado con ahínco para demostrar su lejanía con el Islam, si bien una encuesta de Pew Research Institute señalaba el 21 de octubre que un 12% de los estadounidenses sigue pensando que es musulmán. Incluso uno de sus asesores, Mazen Ashahi, musulmán americano, tuvo que acabar dimitiendo ante la campaña que se orquestó contra él relacionándolo indirectamente con el terrorismo; lo que prueba el nivel de estigma que hoy en día puede significar para un porcentaje muy representativo de la sociedad estadounidense estar relacionado con el universo árabe y musulmán. Shafic Budron, miembro de la junta directiva del Comité Árabe-Americano contra la Discriminación hablaba en el 'Chicago Tribune' sobre los sentimientos de «enajenación, perplejidad y marginación» que ha sentido el colectivo con esta expresión antimusulmana abierta y consentida.
Los responsables de dicho Comité consideran que ha habido una operación concertada para promover el miedo y la sospecha contra árabes y musulmanes, a la vez que se propagaban los rumores sobre la condición de musulmán de Barack Obama. La inmensa difusión del documental 'Obsession: Radical Islam's War Against the West' -que si bien se centra en el radicalismo islámico, entienden que proyecta la tesis de que todos los árabes y musulmanes pueden ser potenciales terroristas- es señalado como un puntal en dicha estrategia. Aunque la imagen negativa hacia árabes y musulmanes no comenzó con el 11-S, lo cierto es que se ha desarrollado de manera alarmante desde entonces. Tanto las leyes «preventivas» de la Patriot Act, en las que se han utilizado la raza, el aspecto étnico y la adscripción religiosa como elementos que pueden predecir quién podría estar implicado en un acto terrorista, como el tratamiento mediático dado a este tema, han ido incidiendo en la mentalidad del miedo y la sospecha hacia árabes y musulmanes, cuyo resultado es la extensión de la islamofobia inconsciente (no asumida como un hecho discriminatorio y racista). En noviembre de 2002, un informe de Human Rights Watch señalaba que las agresiones sufridas por la población musulmana en EE UU habían aumentado un 1700% desde el 11-S. Y las encuestas transmiten ese imaginario social creado: la mayoría norteamericana se ha expresado a favor de imponer una carta de identificación específica a los árabes y de tomar medidas policiales y de seguridad especiales para ellos.
Según otro sondeo, una mayoría de los consultados pensaba que «hay demasiados árabes en EE UU» y un 60% era partidario de tomar medidas restrictivas hacia ellos. Y todo este ambiente ha liberado voces extremistas como las de los líderes evangelistas Franklin Graham y Jerry Vines, que no han cesado de repetir que el Islam constituye una amenaza para América y Occidente, pidiendo que los musulmanes sean «incitados a dejar el país porque son una quinta columna».
La reacción de Colin Powell y el debate que ha suscitado han sido recibidos con agradecimiento y alivio por parte de los millones de árabes y musulmanes estadounidenses que se sienten como parias en su propia tierra, pero debería ser un punto de inflexión para actuar contra ese nuevo racismo que la campaña electoral estadounidense ha mostrado sin ambages. Y desde Europa no debemos verlo en la distancia como una peculiaridad estadounidense. Aquí ocurriría lo mismo o peor.
Autor: Gema Martín Muñoz - Fuente: Diario Sur
El anuncio por parte de Colin Powell de su apoyo a Obama desplazó la atención de otra cuestión en la que también se detuvo durante su entrevista en la NBC, la cual ha estado presente a lo largo de la campaña y a la que ninguna figura política prominente había respondido hasta ese momento como merece: los rumores sobre que el candidato demócrata es musulmán y las alusiones a sus supuestos 'coqueteos' en el pasado con el Islam. Sobre los primeros, Powell respondió al periodista: «Y qué si lo fuera. ¿Hay algo malo en ser musulmán en este país?... ¿Hay algo malo en que cualquier musulmán americano de siete años crea que podría ser presidente?».
Unos días antes, una mujer que asistía a un mitin de McCain había expresado su desconfianza hacia Obama identificándole como «un árabe», como si ésta fuera la peor acusación que pudiera dirigírsele. El reproche le debió de parecer demasiado fuerte al propio McCain, quien lo rechazó diciendo de su rival «no, es un buen padre de familia». Es decir, la categoría árabe o musulmán (para ellos árabe o musulmán es un 'totum revolutum') excluye la posibilidad de ser un buen hombre. Este tipo de episodios motivó la respuesta en televisión del conocido actor Ben Affleck, que se preguntó, indignado, cuál habría sido la reacción si la cadena de expresiones hubiese sido «es un judío», «no, es un buen padre de familia»; o «es un católico», «no, es un buen padre de familia». Pero de árabes y musulmanes parece que se pueda decir todo. Hace unos días la directora de un grupo de mujeres republicanas de Nuevo México calificó a Obama de «socialista musulmán», añadiendo a continuación que «los musulmanes son nuestros enemigos».
Esta campaña electoral ha sacado a la luz sin disimulos la estigmatización que para muchos estadounidenses significa ser árabe y musulmán. Desde que se conoció que Obama podía ser candidato a la presidencia comenzó la operación que lo vinculaba al Islam: que era secretamente musulmán, que había sido educado de niño en una escuela islámica en Indonesia, que juró en el Senado sobre el Corán, se divulgó la famosa foto donde se le ve con vestimenta somalí en Kenia, se incidió en su segundo nombre (Hussein)... No hay más que ver las 12.600.000 entradas de Google al introducir Obama+Muslim para darse cuenta de la incidencia de esta rumorología. Pero la cuestión no ha sido dilucidar si el senador demócrata había tenido relaciones con el Islam o no, sino perjudicarle seriamente en su ascenso hacia la Casa Blanca influyendo en el ánimo de los votantes. Es decir, se piensa y se transmite que todo lo que tiene que ver con el Islam significa relacionarse con el «gran mal».
También es significativo que no se haya respondido a este racismo hace tiempo, incluido el propio Obama, con un «y si lo fuera, qué». Por el contrario, conscientes de lo perjudicial que podía ser para el candidato, sus asesores han trabajado con ahínco para demostrar su lejanía con el Islam, si bien una encuesta de Pew Research Institute señalaba el 21 de octubre que un 12% de los estadounidenses sigue pensando que es musulmán. Incluso uno de sus asesores, Mazen Ashahi, musulmán americano, tuvo que acabar dimitiendo ante la campaña que se orquestó contra él relacionándolo indirectamente con el terrorismo; lo que prueba el nivel de estigma que hoy en día puede significar para un porcentaje muy representativo de la sociedad estadounidense estar relacionado con el universo árabe y musulmán. Shafic Budron, miembro de la junta directiva del Comité Árabe-Americano contra la Discriminación hablaba en el 'Chicago Tribune' sobre los sentimientos de «enajenación, perplejidad y marginación» que ha sentido el colectivo con esta expresión antimusulmana abierta y consentida.
Los responsables de dicho Comité consideran que ha habido una operación concertada para promover el miedo y la sospecha contra árabes y musulmanes, a la vez que se propagaban los rumores sobre la condición de musulmán de Barack Obama. La inmensa difusión del documental 'Obsession: Radical Islam's War Against the West' -que si bien se centra en el radicalismo islámico, entienden que proyecta la tesis de que todos los árabes y musulmanes pueden ser potenciales terroristas- es señalado como un puntal en dicha estrategia. Aunque la imagen negativa hacia árabes y musulmanes no comenzó con el 11-S, lo cierto es que se ha desarrollado de manera alarmante desde entonces. Tanto las leyes «preventivas» de la Patriot Act, en las que se han utilizado la raza, el aspecto étnico y la adscripción religiosa como elementos que pueden predecir quién podría estar implicado en un acto terrorista, como el tratamiento mediático dado a este tema, han ido incidiendo en la mentalidad del miedo y la sospecha hacia árabes y musulmanes, cuyo resultado es la extensión de la islamofobia inconsciente (no asumida como un hecho discriminatorio y racista). En noviembre de 2002, un informe de Human Rights Watch señalaba que las agresiones sufridas por la población musulmana en EE UU habían aumentado un 1700% desde el 11-S. Y las encuestas transmiten ese imaginario social creado: la mayoría norteamericana se ha expresado a favor de imponer una carta de identificación específica a los árabes y de tomar medidas policiales y de seguridad especiales para ellos.
Según otro sondeo, una mayoría de los consultados pensaba que «hay demasiados árabes en EE UU» y un 60% era partidario de tomar medidas restrictivas hacia ellos. Y todo este ambiente ha liberado voces extremistas como las de los líderes evangelistas Franklin Graham y Jerry Vines, que no han cesado de repetir que el Islam constituye una amenaza para América y Occidente, pidiendo que los musulmanes sean «incitados a dejar el país porque son una quinta columna».
La reacción de Colin Powell y el debate que ha suscitado han sido recibidos con agradecimiento y alivio por parte de los millones de árabes y musulmanes estadounidenses que se sienten como parias en su propia tierra, pero debería ser un punto de inflexión para actuar contra ese nuevo racismo que la campaña electoral estadounidense ha mostrado sin ambages. Y desde Europa no debemos verlo en la distancia como una peculiaridad estadounidense. Aquí ocurriría lo mismo o peor.
La crisis financiera vista desde Rabat
Miles de trabajadores se encuentran en situación de riesgo.
Economía. Autor: Abdeslam Baraka - Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias
Una de las principales consecuencias de la hecatombe financiera actual es la desecación del crédito. El Tercer Mundo ha sufrido enormemente para aplicar una ortodoxia que los ricos se saltan ahora, escribe en El País Abdeslam Baraka, que fue ministro marroquí de Relaciones con el Parlamento y Embajador en España. 17 de octubre de 2008.
Al igual que el resto de la gente, trato de comprender lo que está pasando y lo que queda por venir. La única certeza que se vislumbra en toda esta confusión es que la crisis financiera y económica no tendrá los mismos efectos sobre ricos y pobres y que las reglas del juego las dictan y las cambian a su antojo los poderosos.
Hace al menos dos décadas que el FMI y el Banco Mundial van impartiendo clases y dictando reglas de conducta a los países del Tercer Mundo para que saneen sus economías y estructuren sus finanzas. Vimos cómo se les exigía deshacerse de las empresas estatales rentables en el marco del famoso proceso de privatización. Y, para apreciar mejor el manjar, llegaron también las conminaciones sobre comercio internacional, con la abolición de fronteras para los productos manufacturados y los capitales extranjeros, y la armonización de las legislaciones laborales y de inversión en función de las pautas de los países ricos.
Es necesario recordar la convulsión que, para las poblaciones de esos países, supone soportar las famosas reformas estructurales que apuntaban a menos Estado y mayor "competitividad". Muchos gobiernos se tambalearon y otros fueron arrasados por la ira de manifestantes desesperados, aunque el nuevo sistema siguió su camino, imperturbable, decidido a dejar en la vereda a los débiles.
Para colmo, se cerraron las fronteras de los paraísos occidentales a los productos agrícolas de los países pobres y se empezó a criminalizar la inmigración de las víctimas del sistema.
Lo que no se podía imaginar es que cuando los Estados del Tercer Mundo empezaban a tapar las brechas y a curar las heridas sociales, habiendo asumido que los Estados no deben interferir en la economía ni asistir a las empresas y personas, se hayan visto sorprendidos por los remedios recetados por los poderosos para atajar la crisis actual.
Las medidas que deberán asumir ahora los políticos y los gobiernos se resumen en volver a las nacionalizaciones, recurrir al producto de los impuestos para verterlos en las cajas sin fondo de las instituciones financieras, otorgar la garantía del Estado a los depósitos bancarios y optar por el endeudamiento exterior y el déficit presupuestario para implicar mejor a las futuras generaciones en asumir nuestras torpezas. Todo un escándalo.
Hay que imaginarse la amargura con la que se percibe este proceso desde Rabat, Brasilia o Yakarta. En un pasado muy reciente, cuando con medidas similares podían pretender relanzar sus economías y recortar distancias, se les encendía el semáforo rojo; ahora, cuando empezaban a lidiar con el mercado internacional y a sentirse aguerridos, se cambian las reglas de juego y se les deja indefensos. Cuando el banco central de Marruecos sube los tipos de interés en medio punto para yugular la inflación, Trichet, que no ha cesado de defender la misma política, sucumbe al pánico y, junto con los principales bancos centrales del mundo, baja los tipos medio punto. Definitivamente, los países emergentes y en desarrollo deben prepararse para padecer su propia crisis.
Una de las principales consecuencias de la hecatombe financiera actual es la desecación del crédito. Sea a nivel de individuos o de Estados, el efecto se anuncia devastador. Ahora bien, el que no tenga necesidad de recurrir al crédito, por tener medios para aguantar la racha, podrá esperar mejores tiempos y hasta beneficiarse. En otros términos, es el momento para los ricos de hacerse más ricos y el momento para los pobres de asumir plenamente su condición y dejar de fingir, como llevaban haciendo algunos recurriendo a los créditos al consumo y a las hipotecas.
Países como Marruecos, cuyo sistema financiero no está contaminado, tendrán que afrontar pronto la escasez de inversión exterior, la desaceleración del flujo turístico y la disminución de la actividad exportadora en general. Se trata de miles de trabajadores en situación de riesgo. Pero la cobertura social no es la misma que en los países desarrollados y tampoco lo es la capacidad intrínseca de autofinanciarse durante un largo periodo de tiempo. Lo que había que privatizar ya se ha privatizado; lo que había que conceder al sector privado a nivel de servicios públicos ya se ha concedido, y, consecuentemente, las posibilidades extraordinarias de financiación se agotan. Marruecos deberá optar, pues, por sus propias soluciones y apoyarse en su mercado interno.
Y me pregunto, ¿qué latitud tendría un país emergente en tomar medidas de protección e imaginar soluciones propias sin levantar protestas institucionales, ya que las reglas de la globalización siguen vigentes, al menos en teoría? Las propias palabras de Paulson, secretario del Tesoro, pronunciadas en el Congreso de Estados Unidos al presentar su plan de rescate, inducen a temor. Decía: “Si no se aprueba, que Dios nos ayude”. Ahora que está aprobado, parece insuficiente a todas luces. Así, digo yo, que Dios nos encuentre confesados.
Economía. Autor: Abdeslam Baraka - Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias
Una de las principales consecuencias de la hecatombe financiera actual es la desecación del crédito. El Tercer Mundo ha sufrido enormemente para aplicar una ortodoxia que los ricos se saltan ahora, escribe en El País Abdeslam Baraka, que fue ministro marroquí de Relaciones con el Parlamento y Embajador en España. 17 de octubre de 2008.
Al igual que el resto de la gente, trato de comprender lo que está pasando y lo que queda por venir. La única certeza que se vislumbra en toda esta confusión es que la crisis financiera y económica no tendrá los mismos efectos sobre ricos y pobres y que las reglas del juego las dictan y las cambian a su antojo los poderosos.
Hace al menos dos décadas que el FMI y el Banco Mundial van impartiendo clases y dictando reglas de conducta a los países del Tercer Mundo para que saneen sus economías y estructuren sus finanzas. Vimos cómo se les exigía deshacerse de las empresas estatales rentables en el marco del famoso proceso de privatización. Y, para apreciar mejor el manjar, llegaron también las conminaciones sobre comercio internacional, con la abolición de fronteras para los productos manufacturados y los capitales extranjeros, y la armonización de las legislaciones laborales y de inversión en función de las pautas de los países ricos.
Es necesario recordar la convulsión que, para las poblaciones de esos países, supone soportar las famosas reformas estructurales que apuntaban a menos Estado y mayor "competitividad". Muchos gobiernos se tambalearon y otros fueron arrasados por la ira de manifestantes desesperados, aunque el nuevo sistema siguió su camino, imperturbable, decidido a dejar en la vereda a los débiles.
Para colmo, se cerraron las fronteras de los paraísos occidentales a los productos agrícolas de los países pobres y se empezó a criminalizar la inmigración de las víctimas del sistema.
Lo que no se podía imaginar es que cuando los Estados del Tercer Mundo empezaban a tapar las brechas y a curar las heridas sociales, habiendo asumido que los Estados no deben interferir en la economía ni asistir a las empresas y personas, se hayan visto sorprendidos por los remedios recetados por los poderosos para atajar la crisis actual.
Las medidas que deberán asumir ahora los políticos y los gobiernos se resumen en volver a las nacionalizaciones, recurrir al producto de los impuestos para verterlos en las cajas sin fondo de las instituciones financieras, otorgar la garantía del Estado a los depósitos bancarios y optar por el endeudamiento exterior y el déficit presupuestario para implicar mejor a las futuras generaciones en asumir nuestras torpezas. Todo un escándalo.
Hay que imaginarse la amargura con la que se percibe este proceso desde Rabat, Brasilia o Yakarta. En un pasado muy reciente, cuando con medidas similares podían pretender relanzar sus economías y recortar distancias, se les encendía el semáforo rojo; ahora, cuando empezaban a lidiar con el mercado internacional y a sentirse aguerridos, se cambian las reglas de juego y se les deja indefensos. Cuando el banco central de Marruecos sube los tipos de interés en medio punto para yugular la inflación, Trichet, que no ha cesado de defender la misma política, sucumbe al pánico y, junto con los principales bancos centrales del mundo, baja los tipos medio punto. Definitivamente, los países emergentes y en desarrollo deben prepararse para padecer su propia crisis.
Una de las principales consecuencias de la hecatombe financiera actual es la desecación del crédito. Sea a nivel de individuos o de Estados, el efecto se anuncia devastador. Ahora bien, el que no tenga necesidad de recurrir al crédito, por tener medios para aguantar la racha, podrá esperar mejores tiempos y hasta beneficiarse. En otros términos, es el momento para los ricos de hacerse más ricos y el momento para los pobres de asumir plenamente su condición y dejar de fingir, como llevaban haciendo algunos recurriendo a los créditos al consumo y a las hipotecas.
Países como Marruecos, cuyo sistema financiero no está contaminado, tendrán que afrontar pronto la escasez de inversión exterior, la desaceleración del flujo turístico y la disminución de la actividad exportadora en general. Se trata de miles de trabajadores en situación de riesgo. Pero la cobertura social no es la misma que en los países desarrollados y tampoco lo es la capacidad intrínseca de autofinanciarse durante un largo periodo de tiempo. Lo que había que privatizar ya se ha privatizado; lo que había que conceder al sector privado a nivel de servicios públicos ya se ha concedido, y, consecuentemente, las posibilidades extraordinarias de financiación se agotan. Marruecos deberá optar, pues, por sus propias soluciones y apoyarse en su mercado interno.
Y me pregunto, ¿qué latitud tendría un país emergente en tomar medidas de protección e imaginar soluciones propias sin levantar protestas institucionales, ya que las reglas de la globalización siguen vigentes, al menos en teoría? Las propias palabras de Paulson, secretario del Tesoro, pronunciadas en el Congreso de Estados Unidos al presentar su plan de rescate, inducen a temor. Decía: “Si no se aprueba, que Dios nos ayude”. Ahora que está aprobado, parece insuficiente a todas luces. Así, digo yo, que Dios nos encuentre confesados.
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