Tras el terrible terremoto que asoló Haití el pasado 12 de enero y la réplica del miércoles 20, la situación es gravísima. Las ciudades están totalmente destruídas. Los 75.000 muertos calculados por las autoridades locales aún no se han terminado de enterrar. Muchos están en las calles y se mezclan con los escombros de las casas y los residuos que se acumulan por todos lados.
La población se hacina en campamentos en zonas abiertas. Duermen en el suelo bajo improvisados techos de plástico. No hay baños y la gente hace sus necesidades donde puede. Ayer llovió y eso complica aún más las cosas. Comienzan a aparecer casos de dengue y tifus, que amenazan con convertirse en graves focos infecciosos. La distribución de alimentos, agua potable, medicinas, etc. se dificulta debido al mal estado de las carreteras y medios de comunicación. La moral de la población decae algunos expresan su sensación de impotencia con violencia.
Nuestro equipo está en Puerto Príncipe desde el sábado 16, hemos llegado con 20 toneladas de material de agua y saneamiento, entre ellas dos estaciones de tratamiento de agua con las que estamos abasteciendo a más de 30.000 personas y 45 toneladas de suplementos nutricionales para alimentar a 18.000 niños durante 15 días. Trabajamos 12 horas por día y la sensación es que todo el tiempo del mundo no alcanza. Actualmente trabajamos en Puerto Príncipe y en breve lo haremos en Leogan, el epicentro del terremoto.
En Acción contra el Hambre prevemos una intervención que durará varios meses y que integrará programas de agua y saneamiento, de nutrición (promoción de la lactancia materna, crucial en estos momentos para evitar la desnutrición de los bebés, y distribución de suplementos nutricionales para los menores de cinco años) y seguridad alimentaria.
Pero, para continuar ayudando, necesitamos contar con la ayuda de personas solidarias y comprometidas como tú. Es gracias a vosotros que podremos ayudar al pueblo de Haití a reconstruir su vida.
Por eso te pedimos que colabores con una aportación económica, que por pequeña que creas que sea es importante, y además si puedes nos ayudes a difundir esta información ya que cuantos más seamos, aunque hoy parezca difícil, antes lograremos que los haitianos salgan de este infierno.
Tenemos mucho más que contarte. Si lo deseas puedes estar continuamente actualizado respecto de nuestro trabajo en Haití siguiéndonos en nuestro Blog o en Facebook en el perfil de Acción contra el Hambre.
Necesitamos tu colaboración para seguir actuando, las familias de Haití necesitan nuestra ayuda urgente. Colabora con los damnificados por la emergencia con un donativo. (Tu aportación por pequeña que sea es importante)
Hazte socio de Acción contra el Hambre. (Tú eliges la cuota y la periodicidad que prefieras).
También puedes reenviar este mensaje a todos tus contactos. Cuantas más personas puedan dar su apoyo, a más personas podremos ayudar.
MUCHAS GRACIAS POR TU COLABORACIÓN!
26 ene 2010
19 ene 2010
HAITÍ: CIENTOS DE MILES DE NIÑOS NECESITAN AYUDA URGENTE
Querid@ amig@,
El terremoto de Haití ha provocado que miles de niños lo hayan perdido todo y se encuentren en riesgo de malnutrición, de contraer enfermedades, de sufrir daños psicológicos permanentes, además de haberse incrementado considerablemente su exposición al tráfico y explotación sexual.
Los niños de Haití se están enfrentando a una catástrofe sin precedentes. POR FAVOR, HAZ TU DONATIVO AHORA.
UNICEF, que trabaja en Haití desde 1949, está proporcionando agua potable, alimentos básicos, medicamentos y refugios seguros a los niños de Haití. Y seguirá dedicando todos sus esfuerzos a garantizar unas condiciones de vida dignas para estos niños.
Cada segundo cuenta. Por favor, HAZ TU DONATIVO AHORA.
Por favor, ayúdanos a difundir este mensaje entre tus contactos, amigos y familiares. Tu colaboración es imprescindible.
LLAMA YA AL 902 255 505
Paloma Escudero. Directora Ejecutiva UNICEF España
El terremoto de Haití ha provocado que miles de niños lo hayan perdido todo y se encuentren en riesgo de malnutrición, de contraer enfermedades, de sufrir daños psicológicos permanentes, además de haberse incrementado considerablemente su exposición al tráfico y explotación sexual.
Los niños de Haití se están enfrentando a una catástrofe sin precedentes. POR FAVOR, HAZ TU DONATIVO AHORA.
UNICEF, que trabaja en Haití desde 1949, está proporcionando agua potable, alimentos básicos, medicamentos y refugios seguros a los niños de Haití. Y seguirá dedicando todos sus esfuerzos a garantizar unas condiciones de vida dignas para estos niños.
Cada segundo cuenta. Por favor, HAZ TU DONATIVO AHORA.
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Paloma Escudero. Directora Ejecutiva UNICEF España
16 ene 2010
El diálogo cultural euromediterráneo y euroárabe
Fragmento del libro 'Europa por el Mediterráneo'
Autor: Bichara Khader.
La relación euroárabe está marcada por estereotipos y representaciones negativas. Bichara Khader propone en su último libro, Europa por el Mediterráneo, un enfoque humanista mediterráneo que incluya el pasado, la evolución de las religiones y las transformaciones producidas por la inmigración.
Más allá del entusiasmo lírico que se desprende de las grandes reuniones diplomáticas sobre “la solidaridad y la fraternidad euromediterráneas”, asistimos a una realidad desoladora: la relación cultural euromediterránea y euroárabe está resquebrajada. Hoy más que nunca es necesaria una plataforma cultural en el Mediterráneo. Si la descontaminación ambiental del Mediterráneo es necesaria, la descontaminación mental es primordial. Es hora de romper con las retóricas inculpatorias así como rechazar las ideas preconcebidas y los análisis simples que imputan a una cultura o religión la causalidad inmediata de los problemas económicos, sociales y políticos que atenazan sobre todo la orilla sur del Mediterráneo y envenenan las relaciones de vecindad.
No puede abordarse un verdadero diálogo cultural entre los pueblos del Mediterráneo sin una lectura crítica de una historia común, pasada y reciente, para comprender la construcción de los imaginarios colectivos a ambos lados, pero también y especialmente sin la función instrumental de una lectura del pasado que procede de una voluntad de sacralizarlo más que de la necesidad de superarlo. De esta forma, el diálogo cultural pasa en primer lugar por el trabajo de los historiadores para cerrar las páginas sombrías de la historia e inventar una nueva modalidad de convivencia. Sin embargo, de nada servirá pretender cerrar el pasado antes de haberlo abierto a todos, ya que la batalla del futuro también se libra sobre el terreno del pasado.
La relación cultural entre Europa y su Sur, sobre todo el árabo-musulmán, está marcada por una serie de estereotipos y representaciones negativas. El estereotipo obedece a un proceso simple de fabricación: la confusión de lo accesorio y lo esencial, de lo general y lo concreto, y, en el ámbito sociológico, de lo singular y lo colectivo. Portador de una definición del “otro”, el estereotipo es el enunciado de un saber colectivo que pretende ser válido en cualquier momento histórico. Por ejemplo, colgar a ciertos pueblos del Sur la etiqueta de fanáticos, integristas y terroristas se corresponde con esas imágenes estereotipadas que desvelan el rechazo al diálogo y, sobre todo, una cultura tautológica en la que se excluye cualquier análisis crítico.
Paradójicamente, cuanto más cercano está alguien, más estereotipos alimenta. ¿Nos hemos preguntado por qué el Oriente turco-árabe obsesiona a Occidente desde hace tanto tiempo? Sin duda, porque es “la diferencia de lo más cercano”, “el extranjero más íntimo”. Un elemento constitutivo del Yo europeo. Comprenderlo ya es romper con esos binomios traumatizantes (Oriente/Occidente, islam/cristianismo, Norte/Sur, lo semejante/lo diferente, ellos/nosotros) para inventar nuevas modalidades de una connivencia mediterránea.
En Europa, el problema de la alteridad (árabe y musulmana, sobre todo) se plantea con gran crudeza precisamente a causa de las complicidades de la historia y de la proximidad geográfica. Catorce siglos de continuos roces han generado un imaginario colectivo europeo que continúa intoxicando las relaciones entre ambas orillas y entorpeciendo la comunicación intercultural. Un buen número de los estereotipos actuales son heredados del periodo colonial (fanatismo, rechazo de los valores occidentales y la supuesta incompatibilidad del islam con el desarrollo y la democracia). La percepción se torna aún más negativa tras el fin del sistema bipolar. Al peligro amarillo (japonés o chino), al peligro rojo (la Unión Soviética), parece seguir, en las mentes occidentales, el peligro verde, el del islam, como si Occidente sólo pudiera afirmarse oponiéndose.
Dichas representaciones denotan una indigencia de pensamiento y una postura perezosa, pero especialmente perniciosa. El papel de los medios de comunicación en la reproducción de dichos estereotipos no puede pasarse por alto. Refleja la dictadura que ejerce la audiencia sobre la información que, con frecuencia, obliga a los medios a servir el mismo plato, aderezado con clichés que abren brechas irreparables en la coexistencia armoniosa entre los pueblos y en el interior de cada uno de los Estados.
Se impone con urgencia entender a Oriente (árabe y musulmán) de otra forma que no sea en términos de amenaza o invasión. Estos fantasmas se expresan ya en las novelas, los panfletos, incluso en los trabajos universitarios. El Partenariado Euromediterráneo, iniciado en 1995, no parece haber exorcizado los temores de Europa. Por otra parte, los discursos alarmistas sobre la inmigración, sobre todo la ilegal, tienden a transformar el Mediterráneo en una serie de límites, rodeados de cordones sanitarios que separen la Europa “civilizada” de los “alborotadores” del Sur.
Desde este punto de vista, acoger en la Europa del mañana a un país de gran mayoría musulmana (Bosnia, por ejemplo) no sólo ayudaría a cambiar el paisaje de las representaciones geopolíticas del Mediterráneo rompiendo la idea de una fractura étnico-religiosa en dicha región, sino que también supondría un magnífico elemento pedagógico para el diálogo cultural.
El trabajo de deconstrucción del imaginario colectivo negativo sobre el “otro” debe también aplicarse a los países del sur del Mediterráneo, sobre todo a los Estados árabes. Al igual que los europeos, ellos también tienen una visión deformada, especialmente del Occidente próximo y lejano. Esta visión no es unívoca, obviamente, puesto que Occidente fascina y repugna a la vez, ya que es al mismo tiempo afectuoso y excluyente. Atrae por su arte de gobierno, las libertades de sus ciudadanos y los avances técnicos, económicos y sociales y repele por el hecho de que se percibe demasiado seguro de sí mismo y dominador.
Hoy en día el mundo árabe vive en una situación defensiva tal que ningún esfuerzo serio de autocrítica parece posible. De hecho, cuando leemos textos árabes sobre la identidad, nos llama la atención constatar que no es tanto la identidad en sí lo que preocupa, sino la identidad en relación con los demás: con Israel, Europa, Occidente, con los no musulmanes y con los países vecinos no árabes. Es, por tanto, el binomio «yo-el otro» el que define la identificación cultural árabe, como si la existencia del otro presupusiera la conciencia de sí mismo, como si el otro (en este caso, Occidente) fuera en realidad un segundo yo mismo. Todo esto nos lleva a una paradoja: el mundo árabe pretende ser el artífice independiente de su propia historia, pero al mismo tiempo se manifiesta “incapaz de pensarla de otra forma que no sea en referencia a ese otro que se combate”.
Hay que reconocer que la historia del mundo árabe ha estado jalonada desde hace varios siglos por acontecimientos dolorosos de los que Europa no puede quedar exenta de responsabilidad (expedición de Napoleón en Egipto y Palestina 1798-99, balcanización del mundo árabe [periodo colonial], colonización de Argelia, establecimiento de un Estado judío en el corazón del mundo árabe [1948], guerra de Suez [1956], sin contar con todas las demás guerras que han ensangrentado a sus poblaciones en el transcurso de las últimas décadas). Occidente, desde hace varios siglos, ha dominado, ocupado y dividido el espacio árabe y ha adquirido una superioridad técnica, científica y militar. El hecho de que Occidente haya sido, hasta hace poco, menos sensible al sufrimiento del pueblo palestino y que haya perseguido defender sus intereses, aunque fuese al precio de ignorar los intereses legítimos de los árabes (en el norte de África y en Oriente Próximo) constituye, para la mayoría de los árabes, casi pruebas fehacientes.
Sin embargo, lo que resulta pernicioso en cualquier representación colectiva, sobre todo la que tienen los árabes de Occidente, sobre todo de Europa, es el fantasma de la conspiración, como si la única preocupación de Occidente fuera sojuzgar a los árabes para tomar el control de su espacio y sus recursos. Esta actitud, que podría explicarse en parte por la relación del pasado entre Europa y el mundo árabe, entraña sin embargo el riesgo de una rigidez doctrinal, de una crispación irreversible de las posturas, incluso de una escalada de la violencia que no beneficia a nadie.
La reafirmación identitaria es, sin duda, una de las formas de resistencia cultural de árabes y musulmanes. Sin embargo, no debe necesariamente implicar el rechazo del otro, sobre todo de Occidente. Al contrario: debe tender aún más a valorar su propia herencia, enriquecida por la contribución positiva de otras culturas y la negociación de una nueva relación con Europa, basada en el respeto mutuo.
Dichas consideraciones sobre las representaciones colectivas no sólo plantean la relación con el otro, sino también la relación de cada cultura con el pasado y la memoria. Porque las identidades mediterráneas constituyen una acumulación de experiencias cuyas raíces se hallan en el fondo de la historia, de traumas antiguos y más recientes, de heridas aún abiertas; nos encontramos frente a comunidades encerradas en su propia desgracia. El testimonio de la memoria es tan fuerte, de Serbia a Argelia, pasando por Bosnia y Palestina, que los pueblos del Mediterráneo parecen anclados en su pasado.
Los pueblos tienen una memoria colectiva, y ésta es un elemento constitutivo de la identidad. El diálogo cultural en el Mediterráneo, ya sea entre su orilla Norte y su orilla Sur o incluso en el interior de cada Estado, pasa por un trabajo sobre la memoria para integrar la memoria del otro. Esto se puede aplicar a los países de la antigua Yugoslavia, pero sobre todo al conflicto árabe-israelí, que estructura la problemática relación entre los árabes (e incluso los musulmanes) y Occidente en el sentido más amplio, y que sigue siendo un obstáculo fundamental para un diálogo cultural renovado. Ahora bien, este conflicto permanecerá sin solución mientras no se establezcan claramente las responsabilidades en las tragedias cuyo poder traumático no depende únicamente del recuerdo, sino también de la vivencia cotidiana de las poblaciones afectadas.
La persistencia del conflicto árabo-israelí no sólo ha tenido efectos devastadores en los imaginarios cruzados, sino que ha llevado a sus protagonistas, sobre todo desde 1948, a construir una legitimidad, negando radicalmente la del adversario. Los pueblos palestino e israelí deben inventar otro camino emancipador que les permita salir de la vorágine.
Los palestinos no pueden seguir batallando con clichés del tipo “Israel acabará por desaparecer, como desapareció el reino latino de los Cruzados”. Los mitos movilizan a las masas, pero inmovilizan el pensamiento y ponen trabas a un discurso adecuado. Ha llegado el momento de esforzarse por lograr despertar la conciencia crítica, mejor informada sobre los auténticos desafíos y las auténticas opciones.
El conflicto palestino-israelí enfrenta a dos pueblos de larga memoria, que reivindican, cada uno a su manera, una especie de monopolización victimista. El reconocimiento del sufrimiento del otro y los temores que lo atormentan es una condición esencial del encuentro lógico, la única susceptible de lograr que se replantee el uso instrumental de una historia-alegato, invocada, con demasiada conveniencia, no tanto para aclarar el pasado como para afianzar el presente.
Si le atribuimos tanta importancia a una solución equitativa del conflicto palestino-israelí y, por extensión, del árabe-israelí, es porque dicho conflicto ocasiona un sufrimiento incalculable e injusticias flagrantes, tiene secuelas trágicas desde hace más de 60 años, sigue marcando de forma duradera la relación de Europa con el Mediterráneo del sur, va más allá de su especio geográfico, envenena el clima en la región y en otros lugares, al tiempo que contribuye en gran parte a la dilapidación de recursos considerables, humanos y financieros, tan necesarios para la construcción de un futuro compartido.
El descarrilamiento del proceso de paz y el endurecimiento de las posturas han bloqueado cualquier avance significativo del Partenariado Euromediterráneo, sobre todo en el aspecto político y cultural. La perpetuación del conflicto y su agravamiento podrían suponer importantes trabas para el proyecto de Unión por el Mediterráneo. Y Europa es consciente de ello. De ahí que insista en la necesitad y la urgencia de resolver ese conflicto. Debería dar muestras de una política más proactiva, para adelantar una solución pacífica respetando las resoluciones de las Naciones Unidas.
Es verdad que la UE no ha demostrado gran coherencia, aun cuando la solución equitativa del conflicto palestino-israelí es una de las claves, si no la única, de la paz en el Mediterráneo y en la región árabe. Por tanto, la UE debe demostrar más audacia. La Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) de los próximos años se valorará, entre otras cosas, a tenor de los resultados obtenidos en la negociación árabo-israelí.
Diálogo interreligioso e historia de las religiones
En la historia pendular del Mediterráneo, hecha de flujos y reflujos, de conquistas y reconquistas, de victorias y derrotas, la religión ha servido a menudo de estandarte para galvanizar las energías (guerras santas), para movilizar a los hombres y para legitimar las empresas de conquistas, de expansión, hasta de reconquista o de “regreso a la tierra ancestral”. Todo esto vale tanto para el islam (con la expansión islámica durante los primeros siglos) y el cristianismo (con las Cruzadas, la conquista de las Américas y la colonización), como para el judaísmo (con el establecimiento del Estado de Israel en Palestina). No obstante, si bien es cierto que la “religión” ha desempeñado y desempeña todavía un papel de legitimación y de movilización en las guerras pasadas y presentes, no es menos cierto que “la violencia religiosa” ha sido cebada aún más por las divergencias internas en el seno de cada gran religión monoteísta que por las divergencias entre religiones.
Es necesario dejar de hablar de “guerras de religiones” y zanjar esa retórica falaz y peligrosa sobre la “violencia estructural” consustancial a tal o cual religión. Así pues, afirmar que la religión cristiana ensalza la tolerancia es hacer alarde de una gran amnesia histórica. Afirmar, por el contrario, que el islam no es más que fanatismo y violencia, es injuriar siglos en los que esta religión brilló en todo su esplendor por su creatividad y su tolerancia.
Dicho esto, es cierto que en el Mediterráneo asistimos, sobre todo desde hace un cuarto de siglo, al recrudecimiento de los integrismos religiosos, en el seno de las tres confesiones monoteístas. Este extremismo refleja más la manipulación de la religión que la vuelta a lo religioso y es, en todo caso, el producto de una época marcada por las incertidumbres, la carencia de sentido y una globalización mal controlada y –en el caso de los países del Sur del Mediterráneo– por las crisis económicas, el cierre de los sistemas políticos y las injusticias flagrantes.
El diálogo interreligioso puede resultar igualmente útil. Sin embargo, no podrá aportar una contribución decisiva si no va acompañado de una enseñanza de la historia comparada de las religiones.
Occidente también debe llevar a cabo un esfuerzo de introspección, y tal vez de replanteamiento, dejando de ver únicamente la cuestión “religiosa” en los sobresaltos del mundo, y permitir a los otros participar en la producción de un sentido. Todo ello requiere dejar a un lado las ideas superficiales sobre religiones “eternas” e “inmóviles” y trasladar el debate hacia el análisis sociológico, antropológico y político de las sociedades, sobre todo musulmanas, en la diversidad de sus trayectorias históricas. El objetivo consistiría en demostrar, en oposición a los partidarios de la escuela culturalista, que las sociedades que bordean el Sur y el Este mediterráneos no sólo se transforman, sino que ofrecen una multitud de formas de articulación del aspecto religioso y de la política que permiten entresacar un espacio político, si no de laicidad, cuando menos de secularización y, por tanto, de democracia y pluralismo.
Admitir que las sociedades se transforman es también reconocer que el islam interpretado y vivido, el islam-contexto, no es siempre la copia calcada del islam-texto. El islam es capaz de abrirse a las nuevas ideas de libertad, de igualdad de sexos y de fraternidad entre todos los pueblos. Y precisamente porque esta modernización interna está en marcha, los integristas intentan desvirtuarla.
Considerar el islam “una religión retrógrada” y a las sociedades musulmanas “sociedades petrificadas” es hacer alarde de desconocimiento de la historia comparada de las religiones y, sobre todo, negar al islam cualquier capacidad de adaptarse a las exigencias de los tiempos modernos.
Migraciones y diálogo cultural
Las migraciones han marcado la historia de los pueblos europeos. Empujados por la miseria, la desgracia o el afán de conseguir nuevos horizontes, los europeos se dispersaron por los confines del universo, sobre todo por el Nuevo Mundo. La industrialización del continente europeo invirtió esta tendencia, sobre todo a partir de finales del siglo XIX. Polacos y, posteriormente, italianos, españoles, portugueses y griegos salieron de su país para ganarse el pan en los países europeos de vieja industrialización. Aunque de religión cristiana, esos emigrantes tuvieron que someterse al duro aprendizaje de la vida en otras sociedades. Ellos también experimentaron la angustia y sufrieron la hostilidad del país receptor. El hecho de ser europeos y cristianos no los salvaba de los prejuicios: en Francia y en otros lugares, ya por los años treinta, parecía que eran demasiados, que hacían reinar un clima de terror, que no se integraban.
La inmigración de los países árabes o de países musulmanes no árabes en Europa es más tardía: está relacionada con la descolonización, con la fase de reconstrucción europea tras la Segunda Guerra mundial y con el agotamiento de los yacimientos tradicionales de la inmigración inter-europea. Esta inmigración puede ser pakistaní o india en Reino Unido, turca y kurda en Alemania, magrebí en Francia, Bélgica o en Holanda y, más recientemente, en Italia y en España. Es complicado estimar el número, ya que muchos de estos inmigrantes árabes y musulmanes se nacionalizaron o nacieron como ciudadanos europeos y desaparecen de las estadísticas como extranjeros. Sin embargo, podemos aventurar la cifra de 15 a 20 millones en una población europea de 495 millones (en 2008). De estos 15-20 millones, los magrebíes, o las personas de origen magrebí, representan un total de entre cinco y seis millones.
Tras estas cifras, hay un cambio en la naturaleza misma del fenómeno migratorio, puesto que en 50 años hemos pasado de una inmigración de trabajo (fundamentalmente masculina, concentrada en los núcleos duros de la industria o en las minas de carbón y percibida como temporal) a una inmigración de permanencia. Con el cierre de las fronteras europeas a nuevos flujos a partir de 1974 y las primeras medidas destinadas a regularizar a los inmigrantes, asistimos a un cambio cualitativo (feminización, rejuvenecimiento, visibilidad, aumento de la tasa de dependencia y mayor visibilidad en los espacios públicos y la escuela) y cuantitativo (la reagrupación familiar hace crecer el número de extranjeros, mientras se desarrolla una inmigración ilegal que nada parece atajar).
Si la cuestión de la inmigración, sobre todo árabe y musulmana, nos afecta es porque se ha convertido, especialmente desde 1973, en el objeto privilegiado sobre el cual se opera la proyección fantasmal de los problemas de las sociedades europeas. Europa entera parece afectada por un reflejo del miedo frente a una inmigración vinculada al islam.
Esta angustia difiere en intensidad de un Estado a otro, pero afecta a todos los países que se hallan enfrentados a la inmigración extranjera, sobre todo musulmana, y se traduce en una reacción xenófoba que no perdona ni en los países que antaño se citaban como ejemplo por su tolerancia, como España u Holanda. Sin embargo, contrariamente al periodo anterior de las migraciones inter-europeas, el racismo actual ya no es un hecho marginal, sino social, que se centra en las diferencias supuestamente incompatibles y se ve favorecido por expresiones políticas gracias a partidos de extrema derecha.
Más que otros inmigrantes, los musulmanes y, sobre todo, los magrebíes de segunda y tercera generación son especialmente víctimas de un racismo ordinario “de piel”. Integrados culturalmente, los jóvenes que no son ni inmigrantes (puesto que con frecuencia han nacido en Europa) ni extranjeros (puesto que suelen tener la nacionalidad), se sienten excluidos socialmente. Este rechazo de la alteridad musulmana viene acompañado en la mayoría de las personas por una desconfianza, e incluso un desprecio hacia la religión de los jóvenes musulmanes. Estas actitudes, reaccionarias u hostiles, llevan a los jóvenes, en muchos casos, a replegarse sobre su cultura y herencia, lo que les causa “desviaciones de identidad” entre una comunidad de origen de la que se despegan (país de origen) y otra, que no los quiere (país de acogida).
Vemos que en el diálogo cultural entre la UE y el contorno mediterráneo la inmigración constituye el mayor desafío, porque afecta al núcleo duro de la identidad europea y demuestra relación problemática de la UE con la alteridad más próxima. La proliferación de partidos populistas y xenófobos, algunos de los cuales obtienen buenos resultados electorales, traduce las angustias ante el creciente mestizaje de las sociedades europeas. Sin embargo, Europa no puede encerrarse en sus miedos. La integración es una necesidad política, social y cultural para evitar que se constituyan guetos étnicos de pobreza, de exclusión y de ciudadanía de segunda.
La integración significa también que dejemos de recurrir a tópicos que infunden terror, como el de “la invasión” de Europa por los pobres del Tercer Mundo o el de la “islamización” del Viejo Continente. Y es que, en realidad, no estamos asistiendo a una islamización de Europa, sino más bien al desarrollo de un islam europeo, con características propias. En primer lugar, se construye fuera de los países y culturas de origen, como una religión minoritaria, cuyos adeptos han dicho adiós al regreso y han optado por la instalación definitiva y que, además, piden ser considerados ciudadanos con todas las de la ley. Además, esta instalación perenne en un espacio laico europeo va transformando gradualmente el sistema de pensamiento de los musulmanes y sus comportamientos, en particular, en lo que se refiere a sus relaciones con las sociedades de acogida y su vínculo con la religiosidad.
Así se esboza subrepticiamente un acercamiento entre islam y cristianismo tal como se vive en Occidente. Como quiera que esas tendencias parecen irreversibles, ciertos grupúsculos integristas se afanan por invertirlas, en nombre de una supuesta “especificidad cultural”, pasando por encima de las miserias reales de ciertas franjas de la población de origen inmigrante.
Los países de la UE pueden fomentar aún más estas convergencias que dependen de la experiencia religiosa en un entorno definitivamente laico, aunque sólo sea a través de la denuncia de las amalgamas entre el islam (como religión) y los islamistas (como corrientes ideológico-políticas) o hasta los neofundamentalismos que reducen el islam a los rituales y las prohibiciones.
Si insistimos en una mejor integración de los musulmanes en el espacio europeo, es porque presentimos el peligro que pueden constituir los recovecos colectivistas que, disfrazados de respeto por las identidades, corren el riesgo de desembocar en sociedades tribalizadas y sociedades-mosaicos, en las que, por una especialización de las diferencias, acabaríamos por tener barrios, hasta escuelas étnicas. No es una perspectiva alentadora a escala de las sociedades europeas, ni tan siquiera a escala de todo el Mediterráneo.
Por un enfoque humanista
Todos los pueblos se crean un vínculo con el pasado y el espacio. La función de la memoria es precisamente volver sobre el pasado para seleccionar los acontecimientos, gloriosos o traumáticos, que sirvan de material para la creación identitaria. Por su parte, el territorio aparece como fundador del orden político moderno, en torno a conceptos como nación o soberanía. Y como repiten los geopolíticos contemporáneos, en la memoria selectiva, a veces deformada por el poder, el territorio es la referencia a partir de la cual el imaginario colectivo elabora una representación identitaria. De esta forma, en tanto que representación, la identidad es una creación social.
Nos remite a los vínculos con el pasado y con el territorio, pero también con la alteridad. Esto implica que cualquier definición identitaria es una demarcación que, desgraciadamente, a menudo se ha transformado en una afirmación arrogante de superioridad del “uno” con respecto al “otro”.
No obstante, ¿podemos negar que tanto individuos como sociedades desarrollan identidades complejas y múltiples bajo el efecto combinado del intercambio, de la inmigración o de la globalización? Los reflejos de repliegue que se constatan a ambas orillas del Mediterráneo ¿no traducen en gran parte el miedo que se siente frente a las “amenazas” del mestizaje inducido por la circulación de las ideas, los productos y, sobre todo, los hombres?
Hay que tener todos estos elementos en mente para comprender la degradación del clima cultural entre las dos orillas del Mediterráneo y hacer acopio de todas las energías posibles para una nueva pedagogía de la concordia y la comprensión. El planteamiento humanista exige que dejemos, en todas partes, de “fabricar” enemigos imaginarios y de demonizar a sociedades enteras, incluidas las “religiones”. Por tanto, alejar los estereotipos, denunciar las desviaciones de comportamiento o de lenguaje, extirpar el extremismo de nuestras sociedades, todo ello debe ser un combate que hay que librar en común. Para ello, en el Norte del Mediterráneo y en Europa entera se requiere otro enfoque sobre la alteridad; en el Sur del Mediterráneo, es necesaria otra gestión del pasado, una apertura diplomática y una nueva gobernanza para enfrentarse a los desafíos del tercer milenio.
Todo lo anterior nos lleva a estas tres últimas reflexiones:
•Si no hay desarrollo sin arraigo, tampoco hay civilización sin apertura.
•El Mediterráneo es demasiado estrecho para separar y demasiado ancho para confundir.
•La tercera, la tomamos prestada de Octavio Paz: “Toda cultura nace de la mezcla, del encuentro, de los choques. Por el contrario, a raíz del aislamiento mueren las civilizaciones”.
Autor: Bichara Khader.
La relación euroárabe está marcada por estereotipos y representaciones negativas. Bichara Khader propone en su último libro, Europa por el Mediterráneo, un enfoque humanista mediterráneo que incluya el pasado, la evolución de las religiones y las transformaciones producidas por la inmigración.
Más allá del entusiasmo lírico que se desprende de las grandes reuniones diplomáticas sobre “la solidaridad y la fraternidad euromediterráneas”, asistimos a una realidad desoladora: la relación cultural euromediterránea y euroárabe está resquebrajada. Hoy más que nunca es necesaria una plataforma cultural en el Mediterráneo. Si la descontaminación ambiental del Mediterráneo es necesaria, la descontaminación mental es primordial. Es hora de romper con las retóricas inculpatorias así como rechazar las ideas preconcebidas y los análisis simples que imputan a una cultura o religión la causalidad inmediata de los problemas económicos, sociales y políticos que atenazan sobre todo la orilla sur del Mediterráneo y envenenan las relaciones de vecindad.
No puede abordarse un verdadero diálogo cultural entre los pueblos del Mediterráneo sin una lectura crítica de una historia común, pasada y reciente, para comprender la construcción de los imaginarios colectivos a ambos lados, pero también y especialmente sin la función instrumental de una lectura del pasado que procede de una voluntad de sacralizarlo más que de la necesidad de superarlo. De esta forma, el diálogo cultural pasa en primer lugar por el trabajo de los historiadores para cerrar las páginas sombrías de la historia e inventar una nueva modalidad de convivencia. Sin embargo, de nada servirá pretender cerrar el pasado antes de haberlo abierto a todos, ya que la batalla del futuro también se libra sobre el terreno del pasado.
La relación cultural entre Europa y su Sur, sobre todo el árabo-musulmán, está marcada por una serie de estereotipos y representaciones negativas. El estereotipo obedece a un proceso simple de fabricación: la confusión de lo accesorio y lo esencial, de lo general y lo concreto, y, en el ámbito sociológico, de lo singular y lo colectivo. Portador de una definición del “otro”, el estereotipo es el enunciado de un saber colectivo que pretende ser válido en cualquier momento histórico. Por ejemplo, colgar a ciertos pueblos del Sur la etiqueta de fanáticos, integristas y terroristas se corresponde con esas imágenes estereotipadas que desvelan el rechazo al diálogo y, sobre todo, una cultura tautológica en la que se excluye cualquier análisis crítico.
Paradójicamente, cuanto más cercano está alguien, más estereotipos alimenta. ¿Nos hemos preguntado por qué el Oriente turco-árabe obsesiona a Occidente desde hace tanto tiempo? Sin duda, porque es “la diferencia de lo más cercano”, “el extranjero más íntimo”. Un elemento constitutivo del Yo europeo. Comprenderlo ya es romper con esos binomios traumatizantes (Oriente/Occidente, islam/cristianismo, Norte/Sur, lo semejante/lo diferente, ellos/nosotros) para inventar nuevas modalidades de una connivencia mediterránea.
En Europa, el problema de la alteridad (árabe y musulmana, sobre todo) se plantea con gran crudeza precisamente a causa de las complicidades de la historia y de la proximidad geográfica. Catorce siglos de continuos roces han generado un imaginario colectivo europeo que continúa intoxicando las relaciones entre ambas orillas y entorpeciendo la comunicación intercultural. Un buen número de los estereotipos actuales son heredados del periodo colonial (fanatismo, rechazo de los valores occidentales y la supuesta incompatibilidad del islam con el desarrollo y la democracia). La percepción se torna aún más negativa tras el fin del sistema bipolar. Al peligro amarillo (japonés o chino), al peligro rojo (la Unión Soviética), parece seguir, en las mentes occidentales, el peligro verde, el del islam, como si Occidente sólo pudiera afirmarse oponiéndose.
Dichas representaciones denotan una indigencia de pensamiento y una postura perezosa, pero especialmente perniciosa. El papel de los medios de comunicación en la reproducción de dichos estereotipos no puede pasarse por alto. Refleja la dictadura que ejerce la audiencia sobre la información que, con frecuencia, obliga a los medios a servir el mismo plato, aderezado con clichés que abren brechas irreparables en la coexistencia armoniosa entre los pueblos y en el interior de cada uno de los Estados.
Se impone con urgencia entender a Oriente (árabe y musulmán) de otra forma que no sea en términos de amenaza o invasión. Estos fantasmas se expresan ya en las novelas, los panfletos, incluso en los trabajos universitarios. El Partenariado Euromediterráneo, iniciado en 1995, no parece haber exorcizado los temores de Europa. Por otra parte, los discursos alarmistas sobre la inmigración, sobre todo la ilegal, tienden a transformar el Mediterráneo en una serie de límites, rodeados de cordones sanitarios que separen la Europa “civilizada” de los “alborotadores” del Sur.
Desde este punto de vista, acoger en la Europa del mañana a un país de gran mayoría musulmana (Bosnia, por ejemplo) no sólo ayudaría a cambiar el paisaje de las representaciones geopolíticas del Mediterráneo rompiendo la idea de una fractura étnico-religiosa en dicha región, sino que también supondría un magnífico elemento pedagógico para el diálogo cultural.
El trabajo de deconstrucción del imaginario colectivo negativo sobre el “otro” debe también aplicarse a los países del sur del Mediterráneo, sobre todo a los Estados árabes. Al igual que los europeos, ellos también tienen una visión deformada, especialmente del Occidente próximo y lejano. Esta visión no es unívoca, obviamente, puesto que Occidente fascina y repugna a la vez, ya que es al mismo tiempo afectuoso y excluyente. Atrae por su arte de gobierno, las libertades de sus ciudadanos y los avances técnicos, económicos y sociales y repele por el hecho de que se percibe demasiado seguro de sí mismo y dominador.
Hoy en día el mundo árabe vive en una situación defensiva tal que ningún esfuerzo serio de autocrítica parece posible. De hecho, cuando leemos textos árabes sobre la identidad, nos llama la atención constatar que no es tanto la identidad en sí lo que preocupa, sino la identidad en relación con los demás: con Israel, Europa, Occidente, con los no musulmanes y con los países vecinos no árabes. Es, por tanto, el binomio «yo-el otro» el que define la identificación cultural árabe, como si la existencia del otro presupusiera la conciencia de sí mismo, como si el otro (en este caso, Occidente) fuera en realidad un segundo yo mismo. Todo esto nos lleva a una paradoja: el mundo árabe pretende ser el artífice independiente de su propia historia, pero al mismo tiempo se manifiesta “incapaz de pensarla de otra forma que no sea en referencia a ese otro que se combate”.
Hay que reconocer que la historia del mundo árabe ha estado jalonada desde hace varios siglos por acontecimientos dolorosos de los que Europa no puede quedar exenta de responsabilidad (expedición de Napoleón en Egipto y Palestina 1798-99, balcanización del mundo árabe [periodo colonial], colonización de Argelia, establecimiento de un Estado judío en el corazón del mundo árabe [1948], guerra de Suez [1956], sin contar con todas las demás guerras que han ensangrentado a sus poblaciones en el transcurso de las últimas décadas). Occidente, desde hace varios siglos, ha dominado, ocupado y dividido el espacio árabe y ha adquirido una superioridad técnica, científica y militar. El hecho de que Occidente haya sido, hasta hace poco, menos sensible al sufrimiento del pueblo palestino y que haya perseguido defender sus intereses, aunque fuese al precio de ignorar los intereses legítimos de los árabes (en el norte de África y en Oriente Próximo) constituye, para la mayoría de los árabes, casi pruebas fehacientes.
Sin embargo, lo que resulta pernicioso en cualquier representación colectiva, sobre todo la que tienen los árabes de Occidente, sobre todo de Europa, es el fantasma de la conspiración, como si la única preocupación de Occidente fuera sojuzgar a los árabes para tomar el control de su espacio y sus recursos. Esta actitud, que podría explicarse en parte por la relación del pasado entre Europa y el mundo árabe, entraña sin embargo el riesgo de una rigidez doctrinal, de una crispación irreversible de las posturas, incluso de una escalada de la violencia que no beneficia a nadie.
La reafirmación identitaria es, sin duda, una de las formas de resistencia cultural de árabes y musulmanes. Sin embargo, no debe necesariamente implicar el rechazo del otro, sobre todo de Occidente. Al contrario: debe tender aún más a valorar su propia herencia, enriquecida por la contribución positiva de otras culturas y la negociación de una nueva relación con Europa, basada en el respeto mutuo.
Dichas consideraciones sobre las representaciones colectivas no sólo plantean la relación con el otro, sino también la relación de cada cultura con el pasado y la memoria. Porque las identidades mediterráneas constituyen una acumulación de experiencias cuyas raíces se hallan en el fondo de la historia, de traumas antiguos y más recientes, de heridas aún abiertas; nos encontramos frente a comunidades encerradas en su propia desgracia. El testimonio de la memoria es tan fuerte, de Serbia a Argelia, pasando por Bosnia y Palestina, que los pueblos del Mediterráneo parecen anclados en su pasado.
Los pueblos tienen una memoria colectiva, y ésta es un elemento constitutivo de la identidad. El diálogo cultural en el Mediterráneo, ya sea entre su orilla Norte y su orilla Sur o incluso en el interior de cada Estado, pasa por un trabajo sobre la memoria para integrar la memoria del otro. Esto se puede aplicar a los países de la antigua Yugoslavia, pero sobre todo al conflicto árabe-israelí, que estructura la problemática relación entre los árabes (e incluso los musulmanes) y Occidente en el sentido más amplio, y que sigue siendo un obstáculo fundamental para un diálogo cultural renovado. Ahora bien, este conflicto permanecerá sin solución mientras no se establezcan claramente las responsabilidades en las tragedias cuyo poder traumático no depende únicamente del recuerdo, sino también de la vivencia cotidiana de las poblaciones afectadas.
La persistencia del conflicto árabo-israelí no sólo ha tenido efectos devastadores en los imaginarios cruzados, sino que ha llevado a sus protagonistas, sobre todo desde 1948, a construir una legitimidad, negando radicalmente la del adversario. Los pueblos palestino e israelí deben inventar otro camino emancipador que les permita salir de la vorágine.
Los palestinos no pueden seguir batallando con clichés del tipo “Israel acabará por desaparecer, como desapareció el reino latino de los Cruzados”. Los mitos movilizan a las masas, pero inmovilizan el pensamiento y ponen trabas a un discurso adecuado. Ha llegado el momento de esforzarse por lograr despertar la conciencia crítica, mejor informada sobre los auténticos desafíos y las auténticas opciones.
El conflicto palestino-israelí enfrenta a dos pueblos de larga memoria, que reivindican, cada uno a su manera, una especie de monopolización victimista. El reconocimiento del sufrimiento del otro y los temores que lo atormentan es una condición esencial del encuentro lógico, la única susceptible de lograr que se replantee el uso instrumental de una historia-alegato, invocada, con demasiada conveniencia, no tanto para aclarar el pasado como para afianzar el presente.
Si le atribuimos tanta importancia a una solución equitativa del conflicto palestino-israelí y, por extensión, del árabe-israelí, es porque dicho conflicto ocasiona un sufrimiento incalculable e injusticias flagrantes, tiene secuelas trágicas desde hace más de 60 años, sigue marcando de forma duradera la relación de Europa con el Mediterráneo del sur, va más allá de su especio geográfico, envenena el clima en la región y en otros lugares, al tiempo que contribuye en gran parte a la dilapidación de recursos considerables, humanos y financieros, tan necesarios para la construcción de un futuro compartido.
El descarrilamiento del proceso de paz y el endurecimiento de las posturas han bloqueado cualquier avance significativo del Partenariado Euromediterráneo, sobre todo en el aspecto político y cultural. La perpetuación del conflicto y su agravamiento podrían suponer importantes trabas para el proyecto de Unión por el Mediterráneo. Y Europa es consciente de ello. De ahí que insista en la necesitad y la urgencia de resolver ese conflicto. Debería dar muestras de una política más proactiva, para adelantar una solución pacífica respetando las resoluciones de las Naciones Unidas.
Es verdad que la UE no ha demostrado gran coherencia, aun cuando la solución equitativa del conflicto palestino-israelí es una de las claves, si no la única, de la paz en el Mediterráneo y en la región árabe. Por tanto, la UE debe demostrar más audacia. La Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) de los próximos años se valorará, entre otras cosas, a tenor de los resultados obtenidos en la negociación árabo-israelí.
Diálogo interreligioso e historia de las religiones
En la historia pendular del Mediterráneo, hecha de flujos y reflujos, de conquistas y reconquistas, de victorias y derrotas, la religión ha servido a menudo de estandarte para galvanizar las energías (guerras santas), para movilizar a los hombres y para legitimar las empresas de conquistas, de expansión, hasta de reconquista o de “regreso a la tierra ancestral”. Todo esto vale tanto para el islam (con la expansión islámica durante los primeros siglos) y el cristianismo (con las Cruzadas, la conquista de las Américas y la colonización), como para el judaísmo (con el establecimiento del Estado de Israel en Palestina). No obstante, si bien es cierto que la “religión” ha desempeñado y desempeña todavía un papel de legitimación y de movilización en las guerras pasadas y presentes, no es menos cierto que “la violencia religiosa” ha sido cebada aún más por las divergencias internas en el seno de cada gran religión monoteísta que por las divergencias entre religiones.
Es necesario dejar de hablar de “guerras de religiones” y zanjar esa retórica falaz y peligrosa sobre la “violencia estructural” consustancial a tal o cual religión. Así pues, afirmar que la religión cristiana ensalza la tolerancia es hacer alarde de una gran amnesia histórica. Afirmar, por el contrario, que el islam no es más que fanatismo y violencia, es injuriar siglos en los que esta religión brilló en todo su esplendor por su creatividad y su tolerancia.
Dicho esto, es cierto que en el Mediterráneo asistimos, sobre todo desde hace un cuarto de siglo, al recrudecimiento de los integrismos religiosos, en el seno de las tres confesiones monoteístas. Este extremismo refleja más la manipulación de la religión que la vuelta a lo religioso y es, en todo caso, el producto de una época marcada por las incertidumbres, la carencia de sentido y una globalización mal controlada y –en el caso de los países del Sur del Mediterráneo– por las crisis económicas, el cierre de los sistemas políticos y las injusticias flagrantes.
El diálogo interreligioso puede resultar igualmente útil. Sin embargo, no podrá aportar una contribución decisiva si no va acompañado de una enseñanza de la historia comparada de las religiones.
Occidente también debe llevar a cabo un esfuerzo de introspección, y tal vez de replanteamiento, dejando de ver únicamente la cuestión “religiosa” en los sobresaltos del mundo, y permitir a los otros participar en la producción de un sentido. Todo ello requiere dejar a un lado las ideas superficiales sobre religiones “eternas” e “inmóviles” y trasladar el debate hacia el análisis sociológico, antropológico y político de las sociedades, sobre todo musulmanas, en la diversidad de sus trayectorias históricas. El objetivo consistiría en demostrar, en oposición a los partidarios de la escuela culturalista, que las sociedades que bordean el Sur y el Este mediterráneos no sólo se transforman, sino que ofrecen una multitud de formas de articulación del aspecto religioso y de la política que permiten entresacar un espacio político, si no de laicidad, cuando menos de secularización y, por tanto, de democracia y pluralismo.
Admitir que las sociedades se transforman es también reconocer que el islam interpretado y vivido, el islam-contexto, no es siempre la copia calcada del islam-texto. El islam es capaz de abrirse a las nuevas ideas de libertad, de igualdad de sexos y de fraternidad entre todos los pueblos. Y precisamente porque esta modernización interna está en marcha, los integristas intentan desvirtuarla.
Considerar el islam “una religión retrógrada” y a las sociedades musulmanas “sociedades petrificadas” es hacer alarde de desconocimiento de la historia comparada de las religiones y, sobre todo, negar al islam cualquier capacidad de adaptarse a las exigencias de los tiempos modernos.
Migraciones y diálogo cultural
Las migraciones han marcado la historia de los pueblos europeos. Empujados por la miseria, la desgracia o el afán de conseguir nuevos horizontes, los europeos se dispersaron por los confines del universo, sobre todo por el Nuevo Mundo. La industrialización del continente europeo invirtió esta tendencia, sobre todo a partir de finales del siglo XIX. Polacos y, posteriormente, italianos, españoles, portugueses y griegos salieron de su país para ganarse el pan en los países europeos de vieja industrialización. Aunque de religión cristiana, esos emigrantes tuvieron que someterse al duro aprendizaje de la vida en otras sociedades. Ellos también experimentaron la angustia y sufrieron la hostilidad del país receptor. El hecho de ser europeos y cristianos no los salvaba de los prejuicios: en Francia y en otros lugares, ya por los años treinta, parecía que eran demasiados, que hacían reinar un clima de terror, que no se integraban.
La inmigración de los países árabes o de países musulmanes no árabes en Europa es más tardía: está relacionada con la descolonización, con la fase de reconstrucción europea tras la Segunda Guerra mundial y con el agotamiento de los yacimientos tradicionales de la inmigración inter-europea. Esta inmigración puede ser pakistaní o india en Reino Unido, turca y kurda en Alemania, magrebí en Francia, Bélgica o en Holanda y, más recientemente, en Italia y en España. Es complicado estimar el número, ya que muchos de estos inmigrantes árabes y musulmanes se nacionalizaron o nacieron como ciudadanos europeos y desaparecen de las estadísticas como extranjeros. Sin embargo, podemos aventurar la cifra de 15 a 20 millones en una población europea de 495 millones (en 2008). De estos 15-20 millones, los magrebíes, o las personas de origen magrebí, representan un total de entre cinco y seis millones.
Tras estas cifras, hay un cambio en la naturaleza misma del fenómeno migratorio, puesto que en 50 años hemos pasado de una inmigración de trabajo (fundamentalmente masculina, concentrada en los núcleos duros de la industria o en las minas de carbón y percibida como temporal) a una inmigración de permanencia. Con el cierre de las fronteras europeas a nuevos flujos a partir de 1974 y las primeras medidas destinadas a regularizar a los inmigrantes, asistimos a un cambio cualitativo (feminización, rejuvenecimiento, visibilidad, aumento de la tasa de dependencia y mayor visibilidad en los espacios públicos y la escuela) y cuantitativo (la reagrupación familiar hace crecer el número de extranjeros, mientras se desarrolla una inmigración ilegal que nada parece atajar).
Si la cuestión de la inmigración, sobre todo árabe y musulmana, nos afecta es porque se ha convertido, especialmente desde 1973, en el objeto privilegiado sobre el cual se opera la proyección fantasmal de los problemas de las sociedades europeas. Europa entera parece afectada por un reflejo del miedo frente a una inmigración vinculada al islam.
Esta angustia difiere en intensidad de un Estado a otro, pero afecta a todos los países que se hallan enfrentados a la inmigración extranjera, sobre todo musulmana, y se traduce en una reacción xenófoba que no perdona ni en los países que antaño se citaban como ejemplo por su tolerancia, como España u Holanda. Sin embargo, contrariamente al periodo anterior de las migraciones inter-europeas, el racismo actual ya no es un hecho marginal, sino social, que se centra en las diferencias supuestamente incompatibles y se ve favorecido por expresiones políticas gracias a partidos de extrema derecha.
Más que otros inmigrantes, los musulmanes y, sobre todo, los magrebíes de segunda y tercera generación son especialmente víctimas de un racismo ordinario “de piel”. Integrados culturalmente, los jóvenes que no son ni inmigrantes (puesto que con frecuencia han nacido en Europa) ni extranjeros (puesto que suelen tener la nacionalidad), se sienten excluidos socialmente. Este rechazo de la alteridad musulmana viene acompañado en la mayoría de las personas por una desconfianza, e incluso un desprecio hacia la religión de los jóvenes musulmanes. Estas actitudes, reaccionarias u hostiles, llevan a los jóvenes, en muchos casos, a replegarse sobre su cultura y herencia, lo que les causa “desviaciones de identidad” entre una comunidad de origen de la que se despegan (país de origen) y otra, que no los quiere (país de acogida).
Vemos que en el diálogo cultural entre la UE y el contorno mediterráneo la inmigración constituye el mayor desafío, porque afecta al núcleo duro de la identidad europea y demuestra relación problemática de la UE con la alteridad más próxima. La proliferación de partidos populistas y xenófobos, algunos de los cuales obtienen buenos resultados electorales, traduce las angustias ante el creciente mestizaje de las sociedades europeas. Sin embargo, Europa no puede encerrarse en sus miedos. La integración es una necesidad política, social y cultural para evitar que se constituyan guetos étnicos de pobreza, de exclusión y de ciudadanía de segunda.
La integración significa también que dejemos de recurrir a tópicos que infunden terror, como el de “la invasión” de Europa por los pobres del Tercer Mundo o el de la “islamización” del Viejo Continente. Y es que, en realidad, no estamos asistiendo a una islamización de Europa, sino más bien al desarrollo de un islam europeo, con características propias. En primer lugar, se construye fuera de los países y culturas de origen, como una religión minoritaria, cuyos adeptos han dicho adiós al regreso y han optado por la instalación definitiva y que, además, piden ser considerados ciudadanos con todas las de la ley. Además, esta instalación perenne en un espacio laico europeo va transformando gradualmente el sistema de pensamiento de los musulmanes y sus comportamientos, en particular, en lo que se refiere a sus relaciones con las sociedades de acogida y su vínculo con la religiosidad.
Así se esboza subrepticiamente un acercamiento entre islam y cristianismo tal como se vive en Occidente. Como quiera que esas tendencias parecen irreversibles, ciertos grupúsculos integristas se afanan por invertirlas, en nombre de una supuesta “especificidad cultural”, pasando por encima de las miserias reales de ciertas franjas de la población de origen inmigrante.
Los países de la UE pueden fomentar aún más estas convergencias que dependen de la experiencia religiosa en un entorno definitivamente laico, aunque sólo sea a través de la denuncia de las amalgamas entre el islam (como religión) y los islamistas (como corrientes ideológico-políticas) o hasta los neofundamentalismos que reducen el islam a los rituales y las prohibiciones.
Si insistimos en una mejor integración de los musulmanes en el espacio europeo, es porque presentimos el peligro que pueden constituir los recovecos colectivistas que, disfrazados de respeto por las identidades, corren el riesgo de desembocar en sociedades tribalizadas y sociedades-mosaicos, en las que, por una especialización de las diferencias, acabaríamos por tener barrios, hasta escuelas étnicas. No es una perspectiva alentadora a escala de las sociedades europeas, ni tan siquiera a escala de todo el Mediterráneo.
Por un enfoque humanista
Todos los pueblos se crean un vínculo con el pasado y el espacio. La función de la memoria es precisamente volver sobre el pasado para seleccionar los acontecimientos, gloriosos o traumáticos, que sirvan de material para la creación identitaria. Por su parte, el territorio aparece como fundador del orden político moderno, en torno a conceptos como nación o soberanía. Y como repiten los geopolíticos contemporáneos, en la memoria selectiva, a veces deformada por el poder, el territorio es la referencia a partir de la cual el imaginario colectivo elabora una representación identitaria. De esta forma, en tanto que representación, la identidad es una creación social.
Nos remite a los vínculos con el pasado y con el territorio, pero también con la alteridad. Esto implica que cualquier definición identitaria es una demarcación que, desgraciadamente, a menudo se ha transformado en una afirmación arrogante de superioridad del “uno” con respecto al “otro”.
No obstante, ¿podemos negar que tanto individuos como sociedades desarrollan identidades complejas y múltiples bajo el efecto combinado del intercambio, de la inmigración o de la globalización? Los reflejos de repliegue que se constatan a ambas orillas del Mediterráneo ¿no traducen en gran parte el miedo que se siente frente a las “amenazas” del mestizaje inducido por la circulación de las ideas, los productos y, sobre todo, los hombres?
Hay que tener todos estos elementos en mente para comprender la degradación del clima cultural entre las dos orillas del Mediterráneo y hacer acopio de todas las energías posibles para una nueva pedagogía de la concordia y la comprensión. El planteamiento humanista exige que dejemos, en todas partes, de “fabricar” enemigos imaginarios y de demonizar a sociedades enteras, incluidas las “religiones”. Por tanto, alejar los estereotipos, denunciar las desviaciones de comportamiento o de lenguaje, extirpar el extremismo de nuestras sociedades, todo ello debe ser un combate que hay que librar en común. Para ello, en el Norte del Mediterráneo y en Europa entera se requiere otro enfoque sobre la alteridad; en el Sur del Mediterráneo, es necesaria otra gestión del pasado, una apertura diplomática y una nueva gobernanza para enfrentarse a los desafíos del tercer milenio.
Todo lo anterior nos lleva a estas tres últimas reflexiones:
•Si no hay desarrollo sin arraigo, tampoco hay civilización sin apertura.
•El Mediterráneo es demasiado estrecho para separar y demasiado ancho para confundir.
•La tercera, la tomamos prestada de Octavio Paz: “Toda cultura nace de la mezcla, del encuentro, de los choques. Por el contrario, a raíz del aislamiento mueren las civilizaciones”.
EL DOLOR DE LOS HAITIANOS ES EL DE TODOS NOSOTROS, SERES HUMANOS
Cuenta solidaria de la Agencia Española para la Cooperación Internacional: 2100 2254 18 0200213776
13 ene 2010
Marruecos encabeza los países del Magreb en derechos políticos y libertades civiles (Freedom House)
Washington. MAP
Marruecos encabeza los países del Magreb árabe en materia de los derechos políticos y de las libertades civiles, según el informe de 2010 de Freedom House sobre las libertades en el mundo, hecho público hoy martes en Washington.
"Marruecos ha tenido la mejor clasificación de todos los países de la región del Magreb en materia de las libertades", declaró a la MAP Arch Puddington, director de investigación en el seno de esta ONG estadounidense y uno de los autores de este informe.
Este documento, que ofrece una idea sobre la situación de la evolución de las libertades civiles y políticas en el mundo, atribuye a Marruecos “el mejor resultado” a nivel de la región del Magreb en materia de las libertades y de los derechos políticos, dijo.
Por otra parte, el informe de Freedom House subraya el retroceso, por cuarto año consecutivo, de las libertades en la mayoría de los países del mundo en 2009, notando una importante mejora en varios países de los Balcanes y Asia del sur.
El documento examina el estado de la libertad en 194 países y analiza los cambios que se produjeron en 2009 según una clasificación basada en una evaluación del ejercicio de las libertades fundamentales.
Freedom House es una organización independiente fundada en 1941, con sedes en Washington y Nueva York, que apoya la promoción de las libertades, de los derechos humanos y de la democracia en el mundo.
Marruecos encabeza los países del Magreb árabe en materia de los derechos políticos y de las libertades civiles, según el informe de 2010 de Freedom House sobre las libertades en el mundo, hecho público hoy martes en Washington.
"Marruecos ha tenido la mejor clasificación de todos los países de la región del Magreb en materia de las libertades", declaró a la MAP Arch Puddington, director de investigación en el seno de esta ONG estadounidense y uno de los autores de este informe.
Este documento, que ofrece una idea sobre la situación de la evolución de las libertades civiles y políticas en el mundo, atribuye a Marruecos “el mejor resultado” a nivel de la región del Magreb en materia de las libertades y de los derechos políticos, dijo.
Por otra parte, el informe de Freedom House subraya el retroceso, por cuarto año consecutivo, de las libertades en la mayoría de los países del mundo en 2009, notando una importante mejora en varios países de los Balcanes y Asia del sur.
El documento examina el estado de la libertad en 194 países y analiza los cambios que se produjeron en 2009 según una clasificación basada en una evaluación del ejercicio de las libertades fundamentales.
Freedom House es una organización independiente fundada en 1941, con sedes en Washington y Nueva York, que apoya la promoción de las libertades, de los derechos humanos y de la democracia en el mundo.
El Islam como "producto etiquetado" en la fábrica mediática de noticias
Hay titulares que se encuentran diariamente en la Red y que ayudan a crear una sensación de amenaza hacia la sociedad por parte del Islam
13/01/10 Beatriz Cabrera. Revista Pueblos, n° 40.
Los medios, prensa, cine, comics, suelen dar una visión estereotipada del Islam, mostrándolo como incompatible con el modo de vida occidental y la democracia.Los medios de comunicación se han convertido inadvertidamente en aliados de los extremistas musulmanes”. Esta frase sentenciosa del investigador Rashied Omar debería ser punto de reflexión para periódicos, radios, televisiones y portales de internet en todo el mundo, que optan por la vía fácil de presentar las noticias en su vertiente más llamativa y espectacular a pesar de que ello signifique dar una visión deformada del Islam.
Los medios tienden a crear falsas identidades (mediáticas) que ayudan a esta clasificación entre “buenos” y “malos”
"El Islam amenaza a cristianos, judíos y ahora también a China”, o “6017 presos musulmanes en las cárceles españolas sin control alguno” son algunos de los titulares que se encuentran diariamente en la Red y que ayudan a crear una sensación de amenaza hacia la sociedad por parte del Islam. Pero no hace falta ir a ejemplos tan concretos para darse cuenta de las reducciones simplificadas que la prensa realiza del mundo araboislámico: atentados talibanes, peligro nuclear, matanzas, guerras o violaciones de los Derechos Humanos por parte de los que utilizan el Corán como arma de represión, son los temas predilectos que llenan las páginas de los periódicos españoles. Por muy crítica que sea la audiencia, si las informaciones que aparecen con respecto a esta religión se relacionan siempre con violencia, se acaba creando un universo simbólico peligroso para la convivencia intercultural.
Las potencias necesitan tener un enemigo común y palpable para dar legitimidad a sus valores. El problema de la imagen deformada que existe del Islam en los medios de comunicación no es nueva. Ya en los años cincuenta el escritor Paul Balta destacaba que la representación de los árabes en los mass media se definía en cuatro roles: el terrorista, el trabajador inmigrante poco cualificado e inculto, el emir rico del Golfo, y el integrista fanático. Hoy los musulmanes todavía están más expuestos a estas identidades debido a que se han convertido en los adversarios del llamado mundo “occidental” (obviando así que existe un Islam europeo o americano).
Según el estudioso Rafael Miralles y su teoría del Enemigo en el Espejo, las potencias necesitan tener un enemigo común y palpable para dar legitimidad a sus valores. Una vez acabada la Guerra Fría, este rival dejó de ser el comunismo para pasar a centrarse en el Islam. La existencia de fanáticos religiosos alimenta la animadversión hacia esta religión, y los medios de comunicación suelen seguir este juego y pocas veces se centran en informaciones que puedan escocer o que ellos creen que no interesan a la opinión pública.
Los medios tienden a crear de esta manera falsas identidades (mediáticas) que ayudan a esta clasificación entre “buenos” y “malos”, gracias a aspectos culturales, religiosos o sociales. Estas identidades tienen un visibilidad pública y son identificadas como políticamente correctas, ajustándose así a una estructura de oportunidad mediática. De este modo se trata la información como si de una fábrica a lo cadena de montaje se tratara: así de fácil, con sus productos etiquetados (identidades), y aquellos que se salen del molde van directamente al cubo de la basura (no tienen representación en la esfera pública).
Webislam es un soplo de aire fresco con respecto a los medios masivos
Mediante la elaboración de una muestra de noticias con respecto al Islam en la prensa escrita española antes y después del 11-M se ha llegado a la conclusión de que los estereotipos más utilizados son “terrorista” y “fanático”. Sus efectos en la opinión pública son claros: según un estudio de la empresa de estudios sociales y de opinión Metroscopia en junio de 2006, un 83 por ciento de los españoles percibía una relación directa entre ser musulmán y fanático. Según el barómetro de opinión pública del Real Instituto Elcano de 2004 sobre terrorismo islámico y fanatismo religioso, un 56 por ciento de los encuestados calificaba a cualquier persona que practicara el Islam como “violenta”. Son interesantes también las encuestas que aparecen en un informe de la empresa Gallup en 2008 y donde se expone que el 68 por ciento de los españoles considera que una mayor interacción entre Islam y “Occidente” sería una amenaza.
Desgraciadamente el mundo musulmán sólo ha empezado a importar en España a partir de principios de esta década, por lo que son casi inexistentes estudios anteriores con los que poder realizar comparativas y obtener análisis de la evolución de la opinión pública española con respecto a este tema. Lo que sí está claro es que existe una relación directa entre la opinión pública y la publicada.
A menudo las palabras “musulmán” y “fundamentalista” van de la mano en la prensa como si fueran inseparables (“ofensiva de los fundamentalistas islámicos”, “los grupos fundamentalistas islámicos criticaron la elección”, son algunas de las frases publicadas), aunque en realidad aluden a realidades y fenómenos diferentes. Es más, la expresión tiene realmente su origen en el cristianismo, lo que nos debería hacer reflexionar sobre la asimilación eurocentrista de los conceptos. El profesor de la universidad de Georgetown, John L. Espósito, establece que este término implica una amenaza monolítica que no existe y propone “resurgimiento islámico”, o “activismo islámico” como alternativas semánticas.
Si seguimos analizando los términos en la prensa es obligado hacer hincapié en yihad. Los medios de comunicación occidentales generalizan el término y además lo traducen como “guerra santa”, adaptando a un código cristiano occidental conceptos del Islam que poco ayudan a entender este tipo de movimientos. De hecho, el concepto medieval de guerra santa se traduce en árabe como al-harb al-muqaddasah, que no aparece en el Corán ni en los textos de los teólogos musulmanes. Por tanto, la guerra nunca es “santa” en el Islam, tal y como apunta el investigador Khaled Abou-el-Fadl.
Visto que muchos términos son asimilados de forma errónea y ayudan a crear falsas identidades, algunas asociaciones de periodistas como la de Indianápolis intentan paliar este hecho. Desde el 2002 aparece en sus principios generales que se tiene que abolir la utilización de este tipo de términos si no se está seguro del significado preciso, que en el caso de yihad significa realmente “esforzarse por ser un buen musulmán”. En España todavía no se ha llegado a este tipo de consensos, pero sería muy interesante para la salud de nuestra prensa.
Estas relaciones conceptuales que hegemonizan y simplifican ayudan al periodista convencional en su labor de alimentar a un público consumidor que engulle una información poco pulida, que acaba por indigestarle. Las relaciones simplificadas provienen de la creación de un universo simbólico por parte de los medios, en el que se folclorizan ciertos términos. Como declara la catedrática de Historia Contemporánea de la Universitat de Barcelona, Mary Nash, “fabricar una identidad colectiva del otro desde estrategias discursivas de simplificación y de homogeneización facilita el asentamiento de estereotipos y una construcción simbólica de jerarquización cultural y social”.
Esta jerarquización tiene su máxima expresión en la creación de un “nosotros” y un “ellos”. Los medios de comunicación prefieren apostar por la dicotomía antes que por la igualdad para ensalzar el conflicto, ya que de este modo las noticias surgen de manera espontánea y son más fácilmente asimilables por el público. El hecho de que se produzca esta separación implica un sentimiento de superioridad por parte de Occidente, y en parte estrategia política (por ejemplo identidad cultural de la Unión Europea frente a Oriente).
Existe un consenso invisible en torno, no sólo a la imagen que el Islam tiene en “Occidente”, sino a la imagen de “Occidente” en el Islam, como una cultura hostil hacia los primeros. De todos modos en este artículo se caería en una reducción simplificada si dejáramos esta idea sin explicar: no tiene sentido hablar de “Occidente” e Islam como dos elementos diferentes, ya que se obvia que la comunidad musulmana forma parte de la cultura occidental.
El comienzo de la satanización del Islam
Muchos pensarán que el inicio de la satanización del Islam en los medios surge a partir del 11 de septiembre de 2001. Es cierto que a nadie se le escapa que esto supuso un punto de inflexión y prácticamente el nacimiento del s. XXI, pero la profesora de la Universitat Autonoma de Barcelona, Moualhi Djaouida, indica algo insólito: la asociación entre musulmán y fanatismo comienza con los ataques de la Iglesia a Mahoma entre los siglos XII y XVIII y prosigue como arma ideológica en el s. XIX con la colonización de los países árabes y musulmanes por parte de “Occidente”.
Autores como Edward Said no se van tan lejos, ya que consideran que la Revolución Iraní de 1979 fue el verdadero punto de partida de la mala imagen que existe del Islam en los medios. En sus propias palabras: “debido a los tintes trágicos y negativos de la experiencia iraní, los medios de comunicación de Estados Unidos procedieron a analizar tanto la religión islámica como el mundo árabe con un tipo de visión tendenciosa y desinformada que, entonces y ahora, sigue sin tener parangón en el resto del planeta”.
El Islam, en general, se muestra como incompatible con el modo de vida occidental y la democracia. La Revolución iraní de 1979 dio muestras de que podía existir un Islam político en el mundo, así que se empezó a convertir en un problema para “Occidente”, que veía cómo su hegemonía estratégica en Oriente Medio, vestigio de su época colonizadora, podía menguar (y de hecho así ha sido). Los medios de comunicación han amparado las políticas exteriores de los países “occidentales”, a las que les interesa una visión negativa del Islam.
Hace dos años apareció un documental llamado Obsession, Radical Islam’s war against the West. A pesar de que al principio de la película advierten claramente de que la mayor parte de los musulmanes son pacíficos, hay un continuo desgaste a esta religión, ya que se fusionan imágenes de yihadistas con personas rezando. Aparece enun momento dado un mapa que poco a poco se va llenando de cruces rojas, simbolizando cómo, atentado tras atentado, los musulmanes intentan invadir todas las naciones.
Lo más interesante es cómo relacionan el discurso de los radicales con el del nazismo, de hecho la mayor parte del film está basado en imágenes comparativas de Hitler y el Gran Mufti, adeptos yihadistas y nazis con el brazo derecho en alto... La voz más reconocida (además, claro está, de Daniel Pipes) es Nonnie Darwish, hija del mártir Shahid que ofrece una visión de la yihad como la menor (guerra contra los infieles, a diferencia de la yihad mayor, que es la lucha interna por superar las tentaciones). Nonnie realiza esta declaración: “Alguna gente se piensa que se trata de un choque de civilizaciones [en alusión a Huntington],pero va más allá, se trata de una declaración de guerra del Islam radical a la cultura judeocristiana”.
La declaración de guerra y el Islam como enemigo es una constante en el documental, donde curiosamente se refleja la demonización de “Occidente”. Hasta ahora se ha hablado del caso contrario, pero es interesante saber que no sólo hay personas en Europa y EE UU que tienen al Islam como enemigo, sino que grupúsculos de países árabes también están interesados en tener a “Occidente” como enemigo para manipular a las masas.
Intento de cambio
Hay instituciones que luchan contra este tratamiento injusto que se da por parte de los medios de comunicación a los musulmanes. Un ejemplo son las labores de la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI). Ya en el año 2006 realizaba una recomendación en la que alentaba a las autoridades españolas a recalcar a los medios la necesidad de evitar crear una atmósfera de hostilidad y rechazo hacia miembros de grupos minoritarios, incluidos expresamente los musulmanes. Pero eso no es todo, ya que Internet ha abierto la puerta a la creación de nuevos medios que luchan para dar a conocer la verdadera cara de esta religión. Un ejemplo es Webislam, que es un soplo de aire fresco con respecto a los medios masivos. Aun así, lo ideal sería que los mass media se guiasen más por sus códigos deontológicos, o por lo menos que los revisaran debido a la importancia que tiene la convivencia intercultural para evitar que se produzcan conflictos en la sociedad. Tal y como dijo Rafael Miralles: “El periodista no puede limitarse a reproducir el discurso dominante que hemos venido denunciando: tiene que evitar el recurso a los tópicos de siempre y favorecer una mejor comprensión de las realidades complejas que hoy están presentes en las sociedades arabomusulmanas”.
13/01/10 Beatriz Cabrera. Revista Pueblos, n° 40.
Los medios, prensa, cine, comics, suelen dar una visión estereotipada del Islam, mostrándolo como incompatible con el modo de vida occidental y la democracia.Los medios de comunicación se han convertido inadvertidamente en aliados de los extremistas musulmanes”. Esta frase sentenciosa del investigador Rashied Omar debería ser punto de reflexión para periódicos, radios, televisiones y portales de internet en todo el mundo, que optan por la vía fácil de presentar las noticias en su vertiente más llamativa y espectacular a pesar de que ello signifique dar una visión deformada del Islam.
Los medios tienden a crear falsas identidades (mediáticas) que ayudan a esta clasificación entre “buenos” y “malos”
"El Islam amenaza a cristianos, judíos y ahora también a China”, o “6017 presos musulmanes en las cárceles españolas sin control alguno” son algunos de los titulares que se encuentran diariamente en la Red y que ayudan a crear una sensación de amenaza hacia la sociedad por parte del Islam. Pero no hace falta ir a ejemplos tan concretos para darse cuenta de las reducciones simplificadas que la prensa realiza del mundo araboislámico: atentados talibanes, peligro nuclear, matanzas, guerras o violaciones de los Derechos Humanos por parte de los que utilizan el Corán como arma de represión, son los temas predilectos que llenan las páginas de los periódicos españoles. Por muy crítica que sea la audiencia, si las informaciones que aparecen con respecto a esta religión se relacionan siempre con violencia, se acaba creando un universo simbólico peligroso para la convivencia intercultural.
Las potencias necesitan tener un enemigo común y palpable para dar legitimidad a sus valores. El problema de la imagen deformada que existe del Islam en los medios de comunicación no es nueva. Ya en los años cincuenta el escritor Paul Balta destacaba que la representación de los árabes en los mass media se definía en cuatro roles: el terrorista, el trabajador inmigrante poco cualificado e inculto, el emir rico del Golfo, y el integrista fanático. Hoy los musulmanes todavía están más expuestos a estas identidades debido a que se han convertido en los adversarios del llamado mundo “occidental” (obviando así que existe un Islam europeo o americano).
Según el estudioso Rafael Miralles y su teoría del Enemigo en el Espejo, las potencias necesitan tener un enemigo común y palpable para dar legitimidad a sus valores. Una vez acabada la Guerra Fría, este rival dejó de ser el comunismo para pasar a centrarse en el Islam. La existencia de fanáticos religiosos alimenta la animadversión hacia esta religión, y los medios de comunicación suelen seguir este juego y pocas veces se centran en informaciones que puedan escocer o que ellos creen que no interesan a la opinión pública.
Los medios tienden a crear de esta manera falsas identidades (mediáticas) que ayudan a esta clasificación entre “buenos” y “malos”, gracias a aspectos culturales, religiosos o sociales. Estas identidades tienen un visibilidad pública y son identificadas como políticamente correctas, ajustándose así a una estructura de oportunidad mediática. De este modo se trata la información como si de una fábrica a lo cadena de montaje se tratara: así de fácil, con sus productos etiquetados (identidades), y aquellos que se salen del molde van directamente al cubo de la basura (no tienen representación en la esfera pública).
Webislam es un soplo de aire fresco con respecto a los medios masivos
Mediante la elaboración de una muestra de noticias con respecto al Islam en la prensa escrita española antes y después del 11-M se ha llegado a la conclusión de que los estereotipos más utilizados son “terrorista” y “fanático”. Sus efectos en la opinión pública son claros: según un estudio de la empresa de estudios sociales y de opinión Metroscopia en junio de 2006, un 83 por ciento de los españoles percibía una relación directa entre ser musulmán y fanático. Según el barómetro de opinión pública del Real Instituto Elcano de 2004 sobre terrorismo islámico y fanatismo religioso, un 56 por ciento de los encuestados calificaba a cualquier persona que practicara el Islam como “violenta”. Son interesantes también las encuestas que aparecen en un informe de la empresa Gallup en 2008 y donde se expone que el 68 por ciento de los españoles considera que una mayor interacción entre Islam y “Occidente” sería una amenaza.
Desgraciadamente el mundo musulmán sólo ha empezado a importar en España a partir de principios de esta década, por lo que son casi inexistentes estudios anteriores con los que poder realizar comparativas y obtener análisis de la evolución de la opinión pública española con respecto a este tema. Lo que sí está claro es que existe una relación directa entre la opinión pública y la publicada.
A menudo las palabras “musulmán” y “fundamentalista” van de la mano en la prensa como si fueran inseparables (“ofensiva de los fundamentalistas islámicos”, “los grupos fundamentalistas islámicos criticaron la elección”, son algunas de las frases publicadas), aunque en realidad aluden a realidades y fenómenos diferentes. Es más, la expresión tiene realmente su origen en el cristianismo, lo que nos debería hacer reflexionar sobre la asimilación eurocentrista de los conceptos. El profesor de la universidad de Georgetown, John L. Espósito, establece que este término implica una amenaza monolítica que no existe y propone “resurgimiento islámico”, o “activismo islámico” como alternativas semánticas.
Si seguimos analizando los términos en la prensa es obligado hacer hincapié en yihad. Los medios de comunicación occidentales generalizan el término y además lo traducen como “guerra santa”, adaptando a un código cristiano occidental conceptos del Islam que poco ayudan a entender este tipo de movimientos. De hecho, el concepto medieval de guerra santa se traduce en árabe como al-harb al-muqaddasah, que no aparece en el Corán ni en los textos de los teólogos musulmanes. Por tanto, la guerra nunca es “santa” en el Islam, tal y como apunta el investigador Khaled Abou-el-Fadl.
Visto que muchos términos son asimilados de forma errónea y ayudan a crear falsas identidades, algunas asociaciones de periodistas como la de Indianápolis intentan paliar este hecho. Desde el 2002 aparece en sus principios generales que se tiene que abolir la utilización de este tipo de términos si no se está seguro del significado preciso, que en el caso de yihad significa realmente “esforzarse por ser un buen musulmán”. En España todavía no se ha llegado a este tipo de consensos, pero sería muy interesante para la salud de nuestra prensa.
Estas relaciones conceptuales que hegemonizan y simplifican ayudan al periodista convencional en su labor de alimentar a un público consumidor que engulle una información poco pulida, que acaba por indigestarle. Las relaciones simplificadas provienen de la creación de un universo simbólico por parte de los medios, en el que se folclorizan ciertos términos. Como declara la catedrática de Historia Contemporánea de la Universitat de Barcelona, Mary Nash, “fabricar una identidad colectiva del otro desde estrategias discursivas de simplificación y de homogeneización facilita el asentamiento de estereotipos y una construcción simbólica de jerarquización cultural y social”.
Esta jerarquización tiene su máxima expresión en la creación de un “nosotros” y un “ellos”. Los medios de comunicación prefieren apostar por la dicotomía antes que por la igualdad para ensalzar el conflicto, ya que de este modo las noticias surgen de manera espontánea y son más fácilmente asimilables por el público. El hecho de que se produzca esta separación implica un sentimiento de superioridad por parte de Occidente, y en parte estrategia política (por ejemplo identidad cultural de la Unión Europea frente a Oriente).
Existe un consenso invisible en torno, no sólo a la imagen que el Islam tiene en “Occidente”, sino a la imagen de “Occidente” en el Islam, como una cultura hostil hacia los primeros. De todos modos en este artículo se caería en una reducción simplificada si dejáramos esta idea sin explicar: no tiene sentido hablar de “Occidente” e Islam como dos elementos diferentes, ya que se obvia que la comunidad musulmana forma parte de la cultura occidental.
El comienzo de la satanización del Islam
Muchos pensarán que el inicio de la satanización del Islam en los medios surge a partir del 11 de septiembre de 2001. Es cierto que a nadie se le escapa que esto supuso un punto de inflexión y prácticamente el nacimiento del s. XXI, pero la profesora de la Universitat Autonoma de Barcelona, Moualhi Djaouida, indica algo insólito: la asociación entre musulmán y fanatismo comienza con los ataques de la Iglesia a Mahoma entre los siglos XII y XVIII y prosigue como arma ideológica en el s. XIX con la colonización de los países árabes y musulmanes por parte de “Occidente”.
Autores como Edward Said no se van tan lejos, ya que consideran que la Revolución Iraní de 1979 fue el verdadero punto de partida de la mala imagen que existe del Islam en los medios. En sus propias palabras: “debido a los tintes trágicos y negativos de la experiencia iraní, los medios de comunicación de Estados Unidos procedieron a analizar tanto la religión islámica como el mundo árabe con un tipo de visión tendenciosa y desinformada que, entonces y ahora, sigue sin tener parangón en el resto del planeta”.
El Islam, en general, se muestra como incompatible con el modo de vida occidental y la democracia. La Revolución iraní de 1979 dio muestras de que podía existir un Islam político en el mundo, así que se empezó a convertir en un problema para “Occidente”, que veía cómo su hegemonía estratégica en Oriente Medio, vestigio de su época colonizadora, podía menguar (y de hecho así ha sido). Los medios de comunicación han amparado las políticas exteriores de los países “occidentales”, a las que les interesa una visión negativa del Islam.
Hace dos años apareció un documental llamado Obsession, Radical Islam’s war against the West. A pesar de que al principio de la película advierten claramente de que la mayor parte de los musulmanes son pacíficos, hay un continuo desgaste a esta religión, ya que se fusionan imágenes de yihadistas con personas rezando. Aparece enun momento dado un mapa que poco a poco se va llenando de cruces rojas, simbolizando cómo, atentado tras atentado, los musulmanes intentan invadir todas las naciones.
Lo más interesante es cómo relacionan el discurso de los radicales con el del nazismo, de hecho la mayor parte del film está basado en imágenes comparativas de Hitler y el Gran Mufti, adeptos yihadistas y nazis con el brazo derecho en alto... La voz más reconocida (además, claro está, de Daniel Pipes) es Nonnie Darwish, hija del mártir Shahid que ofrece una visión de la yihad como la menor (guerra contra los infieles, a diferencia de la yihad mayor, que es la lucha interna por superar las tentaciones). Nonnie realiza esta declaración: “Alguna gente se piensa que se trata de un choque de civilizaciones [en alusión a Huntington],pero va más allá, se trata de una declaración de guerra del Islam radical a la cultura judeocristiana”.
La declaración de guerra y el Islam como enemigo es una constante en el documental, donde curiosamente se refleja la demonización de “Occidente”. Hasta ahora se ha hablado del caso contrario, pero es interesante saber que no sólo hay personas en Europa y EE UU que tienen al Islam como enemigo, sino que grupúsculos de países árabes también están interesados en tener a “Occidente” como enemigo para manipular a las masas.
Intento de cambio
Hay instituciones que luchan contra este tratamiento injusto que se da por parte de los medios de comunicación a los musulmanes. Un ejemplo son las labores de la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI). Ya en el año 2006 realizaba una recomendación en la que alentaba a las autoridades españolas a recalcar a los medios la necesidad de evitar crear una atmósfera de hostilidad y rechazo hacia miembros de grupos minoritarios, incluidos expresamente los musulmanes. Pero eso no es todo, ya que Internet ha abierto la puerta a la creación de nuevos medios que luchan para dar a conocer la verdadera cara de esta religión. Un ejemplo es Webislam, que es un soplo de aire fresco con respecto a los medios masivos. Aun así, lo ideal sería que los mass media se guiasen más por sus códigos deontológicos, o por lo menos que los revisaran debido a la importancia que tiene la convivencia intercultural para evitar que se produzcan conflictos en la sociedad. Tal y como dijo Rafael Miralles: “El periodista no puede limitarse a reproducir el discurso dominante que hemos venido denunciando: tiene que evitar el recurso a los tópicos de siempre y favorecer una mejor comprensión de las realidades complejas que hoy están presentes en las sociedades arabomusulmanas”.
12 ene 2010
Una nueva ley a favor del laicismo
El Gobierno trata de afianzar los símbolos del Estado con la nueva Ley de Libertad Religiosa
12/01/10 Jesús Bastante - Fuente: Público
El anteproyecto de la nueva Ley de Libertad Religiosa, proyectado por el Gobierno, ya está casi concluido. Después de meses de debate y algo de retraso, el Ejecutivo socialista ya tiene prácticamente a punto el borrador de la ley, aunque eso no significa que se vaya a enviar de forma inmediata al Consejo de Ministros para su aprobación.
La intención inicial era que el documento estuviera listo a finales del año pasado, pero se paralizó en otoño para que no interfiriese en las negociaciones de los Presupuestos Generales del Estado. Tras su aprobación, y con más margen de maniobra, el Gobierno retomó la elaboración del anteproyecto de ley, que se presentará muy posiblemente durante el primer trimestre de 2010.
El anteproyecto se presentará posiblemente antes de abril. Conscientes de la polémica que puede generar, el Ejecutivo busca el momento "oportuno" para aprobar la normativa, que tendrá un carácter muy genérico, sin demasiada concreción. Según ha podido saber Público, la tesis principal que parece haberse impuesto es la de "más laicidad y más libertad religiosa". Esto es: afianzar los símbolos propios del Estado frente a los de origen religioso (más banderas oficiales, imágenes de los reyes, Constitución y Estatutos de Autonomías, y menos crucifijos en lugares públicos).
Pero, a la vez, se pretende avanzar en los derechos de las confesiones minoritarias: judíos, evangélicos, musulmanes y budistas.
Separar lo civil y lo religioso
La intención del texto es "evitar la confusión entre lo civil y lo religioso". Así, la intención del Ejecutivo es la de "reforzar la presencia de los símbolos cívicos comunes", de un lado, y del otro, "establecer una diferencia clara entre símbolos religiosos y culturales". "El fondo de toda la ley es evitar la confusión entre lo civil y lo religioso", confirmaron a este periódico fuentes gubernamentales.
A partir de estas premisas, se quieren evitar críticas infundadas sobre la desaparición de belenes o de las procesiones de Semana Santa, argumentos utilizados por los sectores ultracatólicos para arremeter contra la retirada de crucifijos de los centros públicos.
La futura Ley de Libertad Religiosa no aportará una descripción profusa de estos aspectos, sino que más bien establecerá un marco de actuación, al estilo de la Ley de Memoria Histórica. Es decir, será una especie de hoja de ruta a seguir. Tras su aprobación, se retirarán todos los símbolos religiosos de los lugares públicos como juzgados, hospitales, cuarteles de la Policía o el Ejército, salas de ayuntamientos y comunidades autónomas, y escuelas de titularidad pública. No se hará, por contra, en centros educativos o sanitarios de carácter privado.
Se retirarán todos los signos religiosos sólo de los lugares públicos. La normativa tendrá carácter general, y en algunas materias no será tan ambiciosa como pretendían los sectores más progresistas, como es el caso de la neutralidad de los funcionarios.
Así, ante la pregunta de si un alcalde puede acudir a una procesión, dichos sectores defendían que sólo podría asistir a título personal o como autoridad cuando reciba una invitación. Pero, en este último caso, el regidor también tendría que aceptar otras invitaciones, por ejemplo, si le invitan a un ayuno musulmán con motivo de la festividad de Ramadán. Finalmente, estos aspectos han quedado excluidos del anteproyecto.
Objeción de conciencia
En educación, el Gobierno tratará de pactar qué hacer con la clase de Religión. Uno de los asuntos sobre los que se sigue debatiendo es si la futura norma debe regular o no las cuestiones relativas a la objeción de conciencia. Algunos sectores proponen introducir un artículo que establezca que dicha objeción sólo sea posible "de acuerdo con la Constitución y la ley".
Sin embargo, existe el temor de que una redacción así pueda ser tumbada por el Tribunal Constitucional, ya que existiría la posibilidad teórica de que el Congreso de los Diputados decretase que la objeción de conciencia no se ajusta a la ley en ningún supuesto, y entonces dicha libertad quedaría derogada de hecho.
En cualquier caso, la Ley de Libertad Religiosa no es el único frente abierto que mantiene el Ejecutivo este año en materia religiosa.
En el ámbito educativo, el Gobierno tratará de incluir en el pacto propugnado por el ministro Ángel Gabilondo la configuración definitiva de la clase de Religión. El PP y los obispos exigen una alternativa a la misma, y que sea introducida en el currículo, con la misma relevancia que otras asignaturas como las Matemáticas o la Lengua Española.
El Ejecutivo, además, intentará adecuar la oferta de esta asignatura para aquellos evangélicos, judíos y musulmanes que lo deseen. Actualmente, ni Catalunya ni Madrid cuentan con profesores de Religión Islámica, a pesar de que la población que profesa esta creencia tiene una presencia significativa en la sociedad.
12/01/10 Jesús Bastante - Fuente: Público
El anteproyecto de la nueva Ley de Libertad Religiosa, proyectado por el Gobierno, ya está casi concluido. Después de meses de debate y algo de retraso, el Ejecutivo socialista ya tiene prácticamente a punto el borrador de la ley, aunque eso no significa que se vaya a enviar de forma inmediata al Consejo de Ministros para su aprobación.
La intención inicial era que el documento estuviera listo a finales del año pasado, pero se paralizó en otoño para que no interfiriese en las negociaciones de los Presupuestos Generales del Estado. Tras su aprobación, y con más margen de maniobra, el Gobierno retomó la elaboración del anteproyecto de ley, que se presentará muy posiblemente durante el primer trimestre de 2010.
El anteproyecto se presentará posiblemente antes de abril. Conscientes de la polémica que puede generar, el Ejecutivo busca el momento "oportuno" para aprobar la normativa, que tendrá un carácter muy genérico, sin demasiada concreción. Según ha podido saber Público, la tesis principal que parece haberse impuesto es la de "más laicidad y más libertad religiosa". Esto es: afianzar los símbolos propios del Estado frente a los de origen religioso (más banderas oficiales, imágenes de los reyes, Constitución y Estatutos de Autonomías, y menos crucifijos en lugares públicos).
Pero, a la vez, se pretende avanzar en los derechos de las confesiones minoritarias: judíos, evangélicos, musulmanes y budistas.
Separar lo civil y lo religioso
La intención del texto es "evitar la confusión entre lo civil y lo religioso". Así, la intención del Ejecutivo es la de "reforzar la presencia de los símbolos cívicos comunes", de un lado, y del otro, "establecer una diferencia clara entre símbolos religiosos y culturales". "El fondo de toda la ley es evitar la confusión entre lo civil y lo religioso", confirmaron a este periódico fuentes gubernamentales.
A partir de estas premisas, se quieren evitar críticas infundadas sobre la desaparición de belenes o de las procesiones de Semana Santa, argumentos utilizados por los sectores ultracatólicos para arremeter contra la retirada de crucifijos de los centros públicos.
La futura Ley de Libertad Religiosa no aportará una descripción profusa de estos aspectos, sino que más bien establecerá un marco de actuación, al estilo de la Ley de Memoria Histórica. Es decir, será una especie de hoja de ruta a seguir. Tras su aprobación, se retirarán todos los símbolos religiosos de los lugares públicos como juzgados, hospitales, cuarteles de la Policía o el Ejército, salas de ayuntamientos y comunidades autónomas, y escuelas de titularidad pública. No se hará, por contra, en centros educativos o sanitarios de carácter privado.
Se retirarán todos los signos religiosos sólo de los lugares públicos. La normativa tendrá carácter general, y en algunas materias no será tan ambiciosa como pretendían los sectores más progresistas, como es el caso de la neutralidad de los funcionarios.
Así, ante la pregunta de si un alcalde puede acudir a una procesión, dichos sectores defendían que sólo podría asistir a título personal o como autoridad cuando reciba una invitación. Pero, en este último caso, el regidor también tendría que aceptar otras invitaciones, por ejemplo, si le invitan a un ayuno musulmán con motivo de la festividad de Ramadán. Finalmente, estos aspectos han quedado excluidos del anteproyecto.
Objeción de conciencia
En educación, el Gobierno tratará de pactar qué hacer con la clase de Religión. Uno de los asuntos sobre los que se sigue debatiendo es si la futura norma debe regular o no las cuestiones relativas a la objeción de conciencia. Algunos sectores proponen introducir un artículo que establezca que dicha objeción sólo sea posible "de acuerdo con la Constitución y la ley".
Sin embargo, existe el temor de que una redacción así pueda ser tumbada por el Tribunal Constitucional, ya que existiría la posibilidad teórica de que el Congreso de los Diputados decretase que la objeción de conciencia no se ajusta a la ley en ningún supuesto, y entonces dicha libertad quedaría derogada de hecho.
En cualquier caso, la Ley de Libertad Religiosa no es el único frente abierto que mantiene el Ejecutivo este año en materia religiosa.
En el ámbito educativo, el Gobierno tratará de incluir en el pacto propugnado por el ministro Ángel Gabilondo la configuración definitiva de la clase de Religión. El PP y los obispos exigen una alternativa a la misma, y que sea introducida en el currículo, con la misma relevancia que otras asignaturas como las Matemáticas o la Lengua Española.
El Ejecutivo, además, intentará adecuar la oferta de esta asignatura para aquellos evangélicos, judíos y musulmanes que lo deseen. Actualmente, ni Catalunya ni Madrid cuentan con profesores de Religión Islámica, a pesar de que la población que profesa esta creencia tiene una presencia significativa en la sociedad.
EE UU amplía la lista de sustancias contaminantes de uso cotidiano
300 componentes tóxicos se acumulan en la sangre humana, según el CDC
El País. MÓNICA L. FERRADO - Barcelona - 12/01/10
Las autoridades sanitarias de Estados Unidos han ampliado la lista de las sustancias de uso cotidiano que preocupan por su efecto contaminante sobre la población para incorporar 75 nuevos elementos. De esta forma ya son cerca de 300 los compuestos químicos bajo vigilancia por encontrarse presentes en los cuerpos de los ciudadanos procedentes de envases de productos alimenticios o mobiliario de oficina.
El bisfenol, un aditivo del plástico, está ya en el 90% de la población
Todavía no existe un posicionamiento claro sobre los efectos nocivos de algunos compuestos químicos de los que ya forman parte de la vida cotidiana, como el bisfenol-A, que se encuentra en muchos plásticos, o los retardantes de la llama que utilizan muchos tejidos. Son dos de los 75 compuestos recién incorporados al informe nacional sobre exposición humana a productos químicos, que desde 1999 lleva realizando el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) y cumple su cuarta edición. Empezó con 212 productos químicos. Ahora ya se analizan casi 300.
Para realizar el estudio se han recogido muestras de orina y sangre de más de 2.500 estadounidenses repartidos por todo el país, de diferentes sexos y edades. El objetivo es determinar qué productos químicos logran penetrar en el cuerpo de los ciudadanos y en qué niveles. El informe destaca el bisfenol-A o BPA, ya que se encuentra en la orina del 90% de la población. Este producto se utiliza como componente de plásticos de uso común, muchos de uso alimentario, porque los hace más resistentes. Por ejemplo, forma parte del recubrimiento interior de algunas latas y de papeles para guardar alimentos. También se encuentra en cartuchos de impresoras, gafas e incluso en algunos biberones y chupetes.
En Canadá y en California hay un intenso debate para prohibir el uso del BPA, ya que algunos estudios apuntan a que ejerce efectos nocivos. En ratas y ratones se ha demostrado que interfiere en el ciclo hormonal natural, incluso con niveles muy bajos de exposición. El BPA puede actuar como disruptor endocrino, perturbar hormonas del desarrollo, estimular la pubertad precoz, afectar a la fertilidad, aumentar el número de adipocitos (células de grasa), inducir alteraciones precancerosas en las células e incluso favorecer la aparición de problemas de conducta. En el resto de EE UU también se ha debatido sobre la prohibición de este compuesto. En Europa "aún se considera que no hay suficientes conocimientos sobre sus efectos tóxicos", afirma Miquel Porta, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Autónoma de Barcelona y autor del único estudio de este tipo realizado en España, en Cataluña, inspirado en el modelo norteamericano.
El informe también revela que por las venas de casi todos los estadounidenses corre otro grupo de químicos presentes en la mayoría de hogares: los retardantes de la llama. Se utilizan en productos potencialmente inflamables, como tapicerías de sofás o colchones, tejidos para cortinas, en el salpicadero de algunos coches y en la carcasa de ordenadores. El BDE-47 es el retardante con mayor presencia en las muestras recogidas. Se acumula en el tejido graso de los seres humanos y se sospecha que actúan como disruptores endocrinos.
El informe también ha analizado por primera vez la presencia en sangre de mercurio, centrándose en bebés y en mujeres en edad reproductiva, entre 16 y 49 años. En la mayoría, el mercurio se encuentra presente, aunque en niveles diversos.
Otro metal, un tóxico que se puede considerar como un viejo conocido, el plomo, trae buenas noticias porque sus niveles han bajado. Según los datos recogidos entre 1976 y 1980, el 88% de los niños estadounidenses entre uno y cinco años presentaban niveles inaceptables de plomo en sangre, más de 10 microgramos por decilitro de sangre. Actualmente, el porcentaje de niños con niveles preocupantes de plomo en sangre se ha reducido hasta un 1,4%. La dieta, los alimentos y el agua son la principal fuente por la cual el plomo llega a los seres humanos. El estudio observa que se trata de poblaciones más desfavorecidas y que, por lo tanto, existe un claro gradiente social en cuanto a la exposición a este metal. Porta indica que la disminución también se debe a una menor presencia en el aire, sobre todo a raíz de la introducción de la gasolina sin plomo.
En el mundo, sólo Estados Unidos y Alemania realizan estudios de biomonitorización tan exhaustivos, explica Porta. En España, el informe hecho en Cataluña se basó en muestras de sangre y orina de 919 personas. Según sus resultados, todas las personas están contaminadas por al menos tres de los 19 compuestos analizados. Uno de los datos que llaman la atención es que los niveles de DDT (un pesticida que se prohibió en los años setenta) en Cataluña son superiores a los de EE UU. "En España se prohibió en 1977, y 30 años después todavía los encontramos en la sangre de la población, lo que demuestra que todavía está presente en la cadena alimentaria, sobre todo a través de los piensos que consumen los animales. El problema es que el organismo humano no lo excreta", explica Porta.
Menos humo
El informe del Centro del Control de Enfermedades estadounidense (CDC) incluye mejoras en la exposición a contaminantes que ya son viejos conocidos. Destaca la cotinina, el metabolito que se forma en la sangre por la exposición a la nicotina del tabaco. En no fumadores, la presencia de este metabolito ha descendido un 70% en los últimos 15 años, lo que se relaciona con las políticas en ese país para restringir el consumo público de tabaco. "Este tipo de estudios sirven para monitorizar el éxito de las políticas de salud pública, como la ley del tabaco", afirma Miquel Porta, del Instituto Municipal de Investigación Médica de Barcelona (IMIM).
Precisamente la nueva ley de salud pública que prepara el Ministerio de Sanidad incluye la necesidad de monitorizar la eficacia de las medidas con estudios como el estadounidense.
Otro metal tóxico relacionado con el tabaco es el cadmio. Un 5% de los mayores de 20 años presentan niveles en sangre superiores a un microgramo, cantidad a partir de la cual se considera que este metal pesado puede ocasionar problemas renales y de densidad ósea. Ser fumador es uno de los principales motivos para acumular niveles tan altos. El informe estadounidense destaca el aumento de la presencia de otro subproducto, las acrilamidas, que se forman al cocinar a altas temperaturas (a más de 120º) alimentos como patatas fritas, y también con el consumo de tabaco.
Las fuentes
- Bisfenol-A (BPA). Se encuentra en la orina del 90% de los estadounidenses. Forma parte de envases de plástico, latas, algunos juguetes y biberones.
- Retardantes de la llama. Se encuentran en más del 60% de las muestras de sangre. Se utilizan como antiinflamables en tapicerías, cortinas y ordenadores. En animales, tienen efectos nocivos sobre las tiroides, el hígado y el cerebro.
- Cadmio. Se encuentra en la sangre de un 5% de la población. Está en la naturaleza; se utiliza en baterías, pigmentos, plásticos y aparece en el tabaco.
- Acrilamidas. Se forman con la cocción de carbohidratos y por la combustión del tabaco. En altas dosis son cancerígenas en animales, causan irritación, problemas reproductivos y nerviosos.
El País. MÓNICA L. FERRADO - Barcelona - 12/01/10
Las autoridades sanitarias de Estados Unidos han ampliado la lista de las sustancias de uso cotidiano que preocupan por su efecto contaminante sobre la población para incorporar 75 nuevos elementos. De esta forma ya son cerca de 300 los compuestos químicos bajo vigilancia por encontrarse presentes en los cuerpos de los ciudadanos procedentes de envases de productos alimenticios o mobiliario de oficina.
El bisfenol, un aditivo del plástico, está ya en el 90% de la población
Todavía no existe un posicionamiento claro sobre los efectos nocivos de algunos compuestos químicos de los que ya forman parte de la vida cotidiana, como el bisfenol-A, que se encuentra en muchos plásticos, o los retardantes de la llama que utilizan muchos tejidos. Son dos de los 75 compuestos recién incorporados al informe nacional sobre exposición humana a productos químicos, que desde 1999 lleva realizando el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) y cumple su cuarta edición. Empezó con 212 productos químicos. Ahora ya se analizan casi 300.
Para realizar el estudio se han recogido muestras de orina y sangre de más de 2.500 estadounidenses repartidos por todo el país, de diferentes sexos y edades. El objetivo es determinar qué productos químicos logran penetrar en el cuerpo de los ciudadanos y en qué niveles. El informe destaca el bisfenol-A o BPA, ya que se encuentra en la orina del 90% de la población. Este producto se utiliza como componente de plásticos de uso común, muchos de uso alimentario, porque los hace más resistentes. Por ejemplo, forma parte del recubrimiento interior de algunas latas y de papeles para guardar alimentos. También se encuentra en cartuchos de impresoras, gafas e incluso en algunos biberones y chupetes.
En Canadá y en California hay un intenso debate para prohibir el uso del BPA, ya que algunos estudios apuntan a que ejerce efectos nocivos. En ratas y ratones se ha demostrado que interfiere en el ciclo hormonal natural, incluso con niveles muy bajos de exposición. El BPA puede actuar como disruptor endocrino, perturbar hormonas del desarrollo, estimular la pubertad precoz, afectar a la fertilidad, aumentar el número de adipocitos (células de grasa), inducir alteraciones precancerosas en las células e incluso favorecer la aparición de problemas de conducta. En el resto de EE UU también se ha debatido sobre la prohibición de este compuesto. En Europa "aún se considera que no hay suficientes conocimientos sobre sus efectos tóxicos", afirma Miquel Porta, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Autónoma de Barcelona y autor del único estudio de este tipo realizado en España, en Cataluña, inspirado en el modelo norteamericano.
El informe también revela que por las venas de casi todos los estadounidenses corre otro grupo de químicos presentes en la mayoría de hogares: los retardantes de la llama. Se utilizan en productos potencialmente inflamables, como tapicerías de sofás o colchones, tejidos para cortinas, en el salpicadero de algunos coches y en la carcasa de ordenadores. El BDE-47 es el retardante con mayor presencia en las muestras recogidas. Se acumula en el tejido graso de los seres humanos y se sospecha que actúan como disruptores endocrinos.
El informe también ha analizado por primera vez la presencia en sangre de mercurio, centrándose en bebés y en mujeres en edad reproductiva, entre 16 y 49 años. En la mayoría, el mercurio se encuentra presente, aunque en niveles diversos.
Otro metal, un tóxico que se puede considerar como un viejo conocido, el plomo, trae buenas noticias porque sus niveles han bajado. Según los datos recogidos entre 1976 y 1980, el 88% de los niños estadounidenses entre uno y cinco años presentaban niveles inaceptables de plomo en sangre, más de 10 microgramos por decilitro de sangre. Actualmente, el porcentaje de niños con niveles preocupantes de plomo en sangre se ha reducido hasta un 1,4%. La dieta, los alimentos y el agua son la principal fuente por la cual el plomo llega a los seres humanos. El estudio observa que se trata de poblaciones más desfavorecidas y que, por lo tanto, existe un claro gradiente social en cuanto a la exposición a este metal. Porta indica que la disminución también se debe a una menor presencia en el aire, sobre todo a raíz de la introducción de la gasolina sin plomo.
En el mundo, sólo Estados Unidos y Alemania realizan estudios de biomonitorización tan exhaustivos, explica Porta. En España, el informe hecho en Cataluña se basó en muestras de sangre y orina de 919 personas. Según sus resultados, todas las personas están contaminadas por al menos tres de los 19 compuestos analizados. Uno de los datos que llaman la atención es que los niveles de DDT (un pesticida que se prohibió en los años setenta) en Cataluña son superiores a los de EE UU. "En España se prohibió en 1977, y 30 años después todavía los encontramos en la sangre de la población, lo que demuestra que todavía está presente en la cadena alimentaria, sobre todo a través de los piensos que consumen los animales. El problema es que el organismo humano no lo excreta", explica Porta.
Menos humo
El informe del Centro del Control de Enfermedades estadounidense (CDC) incluye mejoras en la exposición a contaminantes que ya son viejos conocidos. Destaca la cotinina, el metabolito que se forma en la sangre por la exposición a la nicotina del tabaco. En no fumadores, la presencia de este metabolito ha descendido un 70% en los últimos 15 años, lo que se relaciona con las políticas en ese país para restringir el consumo público de tabaco. "Este tipo de estudios sirven para monitorizar el éxito de las políticas de salud pública, como la ley del tabaco", afirma Miquel Porta, del Instituto Municipal de Investigación Médica de Barcelona (IMIM).
Precisamente la nueva ley de salud pública que prepara el Ministerio de Sanidad incluye la necesidad de monitorizar la eficacia de las medidas con estudios como el estadounidense.
Otro metal tóxico relacionado con el tabaco es el cadmio. Un 5% de los mayores de 20 años presentan niveles en sangre superiores a un microgramo, cantidad a partir de la cual se considera que este metal pesado puede ocasionar problemas renales y de densidad ósea. Ser fumador es uno de los principales motivos para acumular niveles tan altos. El informe estadounidense destaca el aumento de la presencia de otro subproducto, las acrilamidas, que se forman al cocinar a altas temperaturas (a más de 120º) alimentos como patatas fritas, y también con el consumo de tabaco.
Las fuentes
- Bisfenol-A (BPA). Se encuentra en la orina del 90% de los estadounidenses. Forma parte de envases de plástico, latas, algunos juguetes y biberones.
- Retardantes de la llama. Se encuentran en más del 60% de las muestras de sangre. Se utilizan como antiinflamables en tapicerías, cortinas y ordenadores. En animales, tienen efectos nocivos sobre las tiroides, el hígado y el cerebro.
- Cadmio. Se encuentra en la sangre de un 5% de la población. Está en la naturaleza; se utiliza en baterías, pigmentos, plásticos y aparece en el tabaco.
- Acrilamidas. Se forman con la cocción de carbohidratos y por la combustión del tabaco. En altas dosis son cancerígenas en animales, causan irritación, problemas reproductivos y nerviosos.
9 ene 2010
Marrucos acoge la tercera edición del Festival de las Dos orillas
Mokhtar Gharbi.-Tánger
En el marco del programa de cooperación hispano-marroquí ‘Al Mutamid’ la Fundación Instituto Internacional del Teatro del Mediterráneo (IITM), organiza la tercera edición del Festival de las Dos Orillas en Marruecos del 21 al 29 de enero 2010.
Este gran evento cultural, se realiza en colaboración con el Teatro Nacional Mohamed V, la Embajada de España en Marruecos, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, la ciudad de Casablanca y varias instituciones públicas en España y Marruecos.
Según el embajador de España en Marruecos, Luis Planas Puchades “El Festival de las Dos Orillas es fruto del esfuerzo y trabajo de un conjunto de profesionales que componen la Fundación Instituto Internacional del Teatro del Mediterráneo, y del compromiso decidido del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España en el impulso de la cooperación cultural y educativa con el Reino de Marruecos”.
Por su parte, el director de la fundación IITM, José Monleon, subrayó que desde sus orígenes, el Programa Al Mutamid de la Fundación IITM en Marruecos y en España ha tenido un impulso central: romper el carácter cerrado de tantos encuentros interculturales y abrirnos al dialogo civil, a la cita popular, ampliando el temario y la entidad social de los públicos destinatarios”.
Del 21 al 29 de enero, el teatro, la danza, el circo, el cine, la música, la ópera…serán protagonistas de la tercera edición del Festival de las Dos Orillas . Un encuentro viajero que en 2007 comenzó su andadura en Marruecos, que celebró su segunda edición en España en 2008 y que, coincidiendo con la Presidencia Española de la Unión Europea, vuelve en su tercera edición a Casablanca y Rabat, con extensiones en Tánger, Tetuán, Marrakech y El Jadida.
Según los organizadores, más de 150 artistas de Marruecos y España, ofrecerán 23 espectáculos en teatros, antiguos palacios, Ryads, lugares públicos y escuelas. Los espectáculos se destinan a los niños, a los jóvenes, a las personas a las necesidades específicas, a los universitarios, a los académicos y a la sociedad civil.
Una programación diversa, multidisciplinar y atenta a los principios que vertebran el Programa 'Al Mutamid' en el ámbito de la Alianza de Civilizaciones y una manifestación destinada a proyectar los valores de la cooperación y la cultura como espacios de aprecio a la diversidad.
La Fundación Instituto Internacional del Teatro del Mediterráneo, reconocida e inscrita por Orden del Ministerio de Educación y Cultura, exenta de todo fin lucrativo, señala en sus estatutos, que tendrá como objeto fomentar y promover las expresiones escénicas, así como todo tipo de iniciativas culturales que contribuyan a la finalidad de desarrollar y manifestar la cultura mediterránea en todas sus vertientes, el intercambio cultural y la solidaridad entre los pueblos mediterráneos.
La labor de IITM ha merecido el reconocimiento del UNESCO que lo incorporó a su Programa Mediterráneo, el reiterado apoyo de la Comisión Europea y de los Ministerios de Cultura y Asuntos Exteriores de España en muchas de sus actividades y la atención regular de las Comunidades Autónomas de Madrid, Andalucía, Valencia, Extremadura y Castilla- La Mancha.
El IITM tiene su origen en el Festival de Mérida, que durante los años 1983y 1988 pasó de festival de teatro clásico a encuentro con la tradición mediterránea. En el 1989 empezó a plantearse la creación del IITM como fundación autónoma, enriqueciendo la defensa del diálogo cultural mediterráneo con el convencimiento de que era una tarea esencial para reducir las tensiones de la zona, fruto, a menudo, de interesadas y falsas lecturas de la historia.
La reunión fundacional tuvo lugar en Mérida en 1990, desarrollándose a partir de entonces una serie de actividades que culminaron en la aprobación colectiva de los Estatutos y la constitución legal de la Fundación en julio de 1991.
Desde entonces a hoy se han realizado más de 1.000 actividades en diversas ciudades del ámbito mediterráneo, a veces, en contextos pacíficos, a veces en contextos inmersos en la violencia o apenas salidos de ella. Numerosas declaraciones han ido explicitando los compromisos éticos del Instituto en diversas áreas, generando, en todos los casos, sus correspondientes Redes o Programas.
En el marco del programa de cooperación hispano-marroquí ‘Al Mutamid’ la Fundación Instituto Internacional del Teatro del Mediterráneo (IITM), organiza la tercera edición del Festival de las Dos Orillas en Marruecos del 21 al 29 de enero 2010.
Este gran evento cultural, se realiza en colaboración con el Teatro Nacional Mohamed V, la Embajada de España en Marruecos, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, la ciudad de Casablanca y varias instituciones públicas en España y Marruecos.
Según el embajador de España en Marruecos, Luis Planas Puchades “El Festival de las Dos Orillas es fruto del esfuerzo y trabajo de un conjunto de profesionales que componen la Fundación Instituto Internacional del Teatro del Mediterráneo, y del compromiso decidido del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España en el impulso de la cooperación cultural y educativa con el Reino de Marruecos”.
Por su parte, el director de la fundación IITM, José Monleon, subrayó que desde sus orígenes, el Programa Al Mutamid de la Fundación IITM en Marruecos y en España ha tenido un impulso central: romper el carácter cerrado de tantos encuentros interculturales y abrirnos al dialogo civil, a la cita popular, ampliando el temario y la entidad social de los públicos destinatarios”.
Del 21 al 29 de enero, el teatro, la danza, el circo, el cine, la música, la ópera…serán protagonistas de la tercera edición del Festival de las Dos Orillas . Un encuentro viajero que en 2007 comenzó su andadura en Marruecos, que celebró su segunda edición en España en 2008 y que, coincidiendo con la Presidencia Española de la Unión Europea, vuelve en su tercera edición a Casablanca y Rabat, con extensiones en Tánger, Tetuán, Marrakech y El Jadida.
Según los organizadores, más de 150 artistas de Marruecos y España, ofrecerán 23 espectáculos en teatros, antiguos palacios, Ryads, lugares públicos y escuelas. Los espectáculos se destinan a los niños, a los jóvenes, a las personas a las necesidades específicas, a los universitarios, a los académicos y a la sociedad civil.
Una programación diversa, multidisciplinar y atenta a los principios que vertebran el Programa 'Al Mutamid' en el ámbito de la Alianza de Civilizaciones y una manifestación destinada a proyectar los valores de la cooperación y la cultura como espacios de aprecio a la diversidad.
La Fundación Instituto Internacional del Teatro del Mediterráneo, reconocida e inscrita por Orden del Ministerio de Educación y Cultura, exenta de todo fin lucrativo, señala en sus estatutos, que tendrá como objeto fomentar y promover las expresiones escénicas, así como todo tipo de iniciativas culturales que contribuyan a la finalidad de desarrollar y manifestar la cultura mediterránea en todas sus vertientes, el intercambio cultural y la solidaridad entre los pueblos mediterráneos.
La labor de IITM ha merecido el reconocimiento del UNESCO que lo incorporó a su Programa Mediterráneo, el reiterado apoyo de la Comisión Europea y de los Ministerios de Cultura y Asuntos Exteriores de España en muchas de sus actividades y la atención regular de las Comunidades Autónomas de Madrid, Andalucía, Valencia, Extremadura y Castilla- La Mancha.
El IITM tiene su origen en el Festival de Mérida, que durante los años 1983y 1988 pasó de festival de teatro clásico a encuentro con la tradición mediterránea. En el 1989 empezó a plantearse la creación del IITM como fundación autónoma, enriqueciendo la defensa del diálogo cultural mediterráneo con el convencimiento de que era una tarea esencial para reducir las tensiones de la zona, fruto, a menudo, de interesadas y falsas lecturas de la historia.
La reunión fundacional tuvo lugar en Mérida en 1990, desarrollándose a partir de entonces una serie de actividades que culminaron en la aprobación colectiva de los Estatutos y la constitución legal de la Fundación en julio de 1991.
Desde entonces a hoy se han realizado más de 1.000 actividades en diversas ciudades del ámbito mediterráneo, a veces, en contextos pacíficos, a veces en contextos inmersos en la violencia o apenas salidos de ella. Numerosas declaraciones han ido explicitando los compromisos éticos del Instituto en diversas áreas, generando, en todos los casos, sus correspondientes Redes o Programas.
El camino sufí
Entrevista a Oruç Güvens
07/01/10 8:15 - Autor: Julián Peragón - Fuente: concienciasinfronteras.com
Arjuna: una de las formas más bellas de expresar el amor es a través de la música. ¿Cómo podemos utilizar esta música para que sea curativa?
Oruç: Naturalmente la música tiene una gran relación con el interior. Hay muchas clases de músicos. Hay músicos que se inclinan por una parte más sensible y sentimental, por ejemplo Ravi Shankar que es un músico indio que toca el sitar.
Normalmente él prefiere la improvisación y no toca partituras. Cada momento que él toca está componiendo. Con la improvisación hay una intuición en la que se recibe información, información que pasa a través de los humanos, al mundo. Por eso con la música intuitiva se puede curar y cambiar la emoción de las personas.
En cuanto a esta experiencia curativa de la música recuerdo que estuve viajando en la década de los 70 por pueblos del Asia central para conocer los músicos del lugar. Entonces vi como ellos curaban con su música de la misma manera que hacían sus antecesores. Eruditos antiguos como Al-Farabi, Ibn-i-Sina, Hassan Suuri y Abdul Meragi desarrollaron técnicas artísticas y musicales para recordarle al alma humana su belleza y unidad divina. Yo he comprobado posteriormente como esta música es aplicable a otros contextos culturales, por ejemplo aquí en occidente. Estos músicos del Asia central desarrollaron los makams que son una amplia gama de tonalidades que poseen efectos curativos específicos en el ser físico, emocional y espiritual. Soy doctor en medicina y he realizado estudios empíricos sobre los efectos de estas músicas. Realicé trabajos con pacientes en la Universidad de Estambul. También colaboré en Berlín en el Urban Hospital. Los encefalogramas demostraron que los diversos makams de la musicoterapia tradicional generaban respuestas positivas tan intensas como los mismos fármacos.
Cuando la persona escucha música se produce un cambio en su sistema endocrino. Si la música te transmite alegría o calma se producen un aumento de endorfinas en el cuerpo que están relacionadas con el sistema inmunológico y el nervioso.
También sabemos que cuando la música es extremadamente alta, cuando supera los 80 decibelios, atrofia una serie de neuronas del cerebro, produciendo taquicardias, cambios de humor, etc.
Arjuna: ¿La música no necesita también de la danza para ser completa? ¿Tiene la danza el mismo potencial curativo que la música? ¿La danza derviche tiene absolutamente un objetivo místico o hay otros objetivos?
Oruç: La danza Derviche ya existía con anterioridad al Islam en Asia central. Los chamanes entraban en éxtasis a través de esta danza. Posteriormente evolucionó con el Islam. El nombre Derviche se aplica a los Sufíes islámicos.
Esta danza tiene una esencia, por ejemplo girar en la dirección del corazón. Miréis donde miréis el rostro de Dios existe, se dice en el Corán. La danza se ejecuta girando sobre sí mismo facilitando estados alterados de consciencia y de éxtasis místico. Esta danza es propia de los Derviches girovados o Mevlevi. La mano derecha se coloca extendida hacia lo alto con la palma mirando hacia el infinito, la mano izquierda se dirige hacia la tierra. De esta manera uno se convierte en un mediador entre el cielo y la tierra, lo infinito y lo finito, la persona se vacía para ser un canal. En este rodar rítmico se quiere entrar en unión con el Todo, se quiere realizar que en todas partes está el rostro de Dios.
Arjuna: Ya que hablamos del Sufismo y del Islam, ¿cómo está insertado aquél dentro del amplio mar del islamismo?
Oruç: El Sufismo puede definirse como el camino interior del Islam. Existe un Hadis que dice "En el Corán coexiste la esencia interior y exterior para llegar a Allah". Sin embargo aparte del Sufismo islámico también hay otras líneas de sufismo en otras religiones. La meta del Sufismo es el conocimiento exacto de Dios que nos permite, a través del amor, llegar a la unidad. Allah dijo: "Yo soy un tesoro oculto, he creado a los humanos porque quiero que me descubran". Dios creó una diversidad a través de la cual la unidad puede verse a sí misma. Cuando el hombre lucha por el conocimiento de Dios, puede contar con su ayuda.
El camino Sufí es un sistema propio en el que entra la meditación, la oración y ciertas plegarias. También hay técnicas de ayuno dirigidas por un maestro, llamadas Halvet, la música, los Zhikrs que consiste en la recitación de los nombres de Dios, la danza, la poesía, las charlas, proverbios o Hadits y las historias especiales sobre los grandes sufís en la tradición. Todo esto para llevar al practicante a una experiencia directa con Dios.
Arjuna: ¿Qué importancia tiene la recitación de los nombres de Dios en el camino Sufí?
Oruç: La palabra Zhikr significa recuerdo. Al recitir los diferentes nombres de Dios recordamos lo que realmente somos, lo esencial de nuestra condición divina. Además trascendemos nuestro egoismo e individualidad había un estado emocional de mayor hermandad y solidaridad dentro de una comunidad. En el Corán se dice: "Si llamáis a Allah, Allah os llamará".
Arjuna: ¿Cómo es la vida de un sufí?
Oruç: Aparentemente lleva una vida igual a cualquier ser humano pero internamente mantiene un contacto con su interior y una relación permanente con su maestro. De alguna manera su cuerpo es un servidor de su alma y en las cosas más insignificantes, en los detalles de cada día de nuestra vida hay una experiencia con Dios. Desprende una gran humildad pues el sufismo es una conducta que busca llegar a la esencia de la espiritualidad.
Es curioso como cuando entras en ese camino las puertas se van abriendo. Pero claro, hay que morir antes de morir. Hablamos de la muerte del ego. Para los niños el ego es necesario porque es su afirmación delante del mundo, pero para los adultos el ego es un obstáculo. Hay que abrirse a la madurez a través del amor. El primer paso es la limpieza, limpiar el corazón de egoísmos. Y esto no es fácil en la vida cotidiana. Maulana Rumi, el poeta sufí más importante, dijo que "el amor transforma el cobre en oro".
Arjuna: ¿Cómo se inició en el camino sufí?
Oruç: Fue a partir de un sueño que tuve a la edad de doce años. Un hombre que no conocía se me acercó en el sueño y me colocó un violín entre los brazos. Me dijo que tocara y yo le dije que no sabía. Él afirmó que sí sabía y realmente toqué el violín en el sueño y encontré mucho placer. A la mañana siguiente se lo conté a mi padre que me compró un violín. Antes de este sueño en casa mi madre cantaba y mi tío tocaba el acordeón, pero mi interés por la música nació de ese sueño.
Después tomé lecciones en el instituto durante tres años. En un pueblo cercano había una fundación de arte y música turca a la que asistí. Me interesé por varios instrumentos musicales que utilizaban tradicionalmente. Después de mi formación académica estuve viajando y recopilando músicas tradiconales relacionándolo con la curación que hacían los chamanes cuando entraban en trance.
De vuelta a Turquía empecé a tocar todas estas músicas con un grupo de músicos no profesionales llamado Tümata donde se tocaba de forma natural, sin artificios, con instrumentos fabricados manualmente con medios naturales. Los instrumentos fueron reproducidos fielemente con elementos como pelo de caballo, cocos, etc, para mantener la tradición lo más pura posible.
Oruç Güvenç es maestro sufí de diversas órdenes y profesor de musicoterapia y de etnología musical en la Universidad del Mármara en Estambul. A través del instituto universitario que dirige ha realizado una notable labor de recuperación de la música tradicional del Asia central recogida en diversas publicaciones. Ha contribuido a recuperar muchas de las técnicas de musicoterapia de la tradición turca que tienen su origen en la herencia milenaria de los chamanes. Una amplia muestra de esta música arquetípica ha sido recogida en recientes grabaciones de Güvenç.
07/01/10 8:15 - Autor: Julián Peragón - Fuente: concienciasinfronteras.com
Arjuna: una de las formas más bellas de expresar el amor es a través de la música. ¿Cómo podemos utilizar esta música para que sea curativa?
Oruç: Naturalmente la música tiene una gran relación con el interior. Hay muchas clases de músicos. Hay músicos que se inclinan por una parte más sensible y sentimental, por ejemplo Ravi Shankar que es un músico indio que toca el sitar.
Normalmente él prefiere la improvisación y no toca partituras. Cada momento que él toca está componiendo. Con la improvisación hay una intuición en la que se recibe información, información que pasa a través de los humanos, al mundo. Por eso con la música intuitiva se puede curar y cambiar la emoción de las personas.
En cuanto a esta experiencia curativa de la música recuerdo que estuve viajando en la década de los 70 por pueblos del Asia central para conocer los músicos del lugar. Entonces vi como ellos curaban con su música de la misma manera que hacían sus antecesores. Eruditos antiguos como Al-Farabi, Ibn-i-Sina, Hassan Suuri y Abdul Meragi desarrollaron técnicas artísticas y musicales para recordarle al alma humana su belleza y unidad divina. Yo he comprobado posteriormente como esta música es aplicable a otros contextos culturales, por ejemplo aquí en occidente. Estos músicos del Asia central desarrollaron los makams que son una amplia gama de tonalidades que poseen efectos curativos específicos en el ser físico, emocional y espiritual. Soy doctor en medicina y he realizado estudios empíricos sobre los efectos de estas músicas. Realicé trabajos con pacientes en la Universidad de Estambul. También colaboré en Berlín en el Urban Hospital. Los encefalogramas demostraron que los diversos makams de la musicoterapia tradicional generaban respuestas positivas tan intensas como los mismos fármacos.
Cuando la persona escucha música se produce un cambio en su sistema endocrino. Si la música te transmite alegría o calma se producen un aumento de endorfinas en el cuerpo que están relacionadas con el sistema inmunológico y el nervioso.
También sabemos que cuando la música es extremadamente alta, cuando supera los 80 decibelios, atrofia una serie de neuronas del cerebro, produciendo taquicardias, cambios de humor, etc.
Arjuna: ¿La música no necesita también de la danza para ser completa? ¿Tiene la danza el mismo potencial curativo que la música? ¿La danza derviche tiene absolutamente un objetivo místico o hay otros objetivos?
Oruç: La danza Derviche ya existía con anterioridad al Islam en Asia central. Los chamanes entraban en éxtasis a través de esta danza. Posteriormente evolucionó con el Islam. El nombre Derviche se aplica a los Sufíes islámicos.
Esta danza tiene una esencia, por ejemplo girar en la dirección del corazón. Miréis donde miréis el rostro de Dios existe, se dice en el Corán. La danza se ejecuta girando sobre sí mismo facilitando estados alterados de consciencia y de éxtasis místico. Esta danza es propia de los Derviches girovados o Mevlevi. La mano derecha se coloca extendida hacia lo alto con la palma mirando hacia el infinito, la mano izquierda se dirige hacia la tierra. De esta manera uno se convierte en un mediador entre el cielo y la tierra, lo infinito y lo finito, la persona se vacía para ser un canal. En este rodar rítmico se quiere entrar en unión con el Todo, se quiere realizar que en todas partes está el rostro de Dios.
Arjuna: Ya que hablamos del Sufismo y del Islam, ¿cómo está insertado aquél dentro del amplio mar del islamismo?
Oruç: El Sufismo puede definirse como el camino interior del Islam. Existe un Hadis que dice "En el Corán coexiste la esencia interior y exterior para llegar a Allah". Sin embargo aparte del Sufismo islámico también hay otras líneas de sufismo en otras religiones. La meta del Sufismo es el conocimiento exacto de Dios que nos permite, a través del amor, llegar a la unidad. Allah dijo: "Yo soy un tesoro oculto, he creado a los humanos porque quiero que me descubran". Dios creó una diversidad a través de la cual la unidad puede verse a sí misma. Cuando el hombre lucha por el conocimiento de Dios, puede contar con su ayuda.
El camino Sufí es un sistema propio en el que entra la meditación, la oración y ciertas plegarias. También hay técnicas de ayuno dirigidas por un maestro, llamadas Halvet, la música, los Zhikrs que consiste en la recitación de los nombres de Dios, la danza, la poesía, las charlas, proverbios o Hadits y las historias especiales sobre los grandes sufís en la tradición. Todo esto para llevar al practicante a una experiencia directa con Dios.
Arjuna: ¿Qué importancia tiene la recitación de los nombres de Dios en el camino Sufí?
Oruç: La palabra Zhikr significa recuerdo. Al recitir los diferentes nombres de Dios recordamos lo que realmente somos, lo esencial de nuestra condición divina. Además trascendemos nuestro egoismo e individualidad había un estado emocional de mayor hermandad y solidaridad dentro de una comunidad. En el Corán se dice: "Si llamáis a Allah, Allah os llamará".
Arjuna: ¿Cómo es la vida de un sufí?
Oruç: Aparentemente lleva una vida igual a cualquier ser humano pero internamente mantiene un contacto con su interior y una relación permanente con su maestro. De alguna manera su cuerpo es un servidor de su alma y en las cosas más insignificantes, en los detalles de cada día de nuestra vida hay una experiencia con Dios. Desprende una gran humildad pues el sufismo es una conducta que busca llegar a la esencia de la espiritualidad.
Es curioso como cuando entras en ese camino las puertas se van abriendo. Pero claro, hay que morir antes de morir. Hablamos de la muerte del ego. Para los niños el ego es necesario porque es su afirmación delante del mundo, pero para los adultos el ego es un obstáculo. Hay que abrirse a la madurez a través del amor. El primer paso es la limpieza, limpiar el corazón de egoísmos. Y esto no es fácil en la vida cotidiana. Maulana Rumi, el poeta sufí más importante, dijo que "el amor transforma el cobre en oro".
Arjuna: ¿Cómo se inició en el camino sufí?
Oruç: Fue a partir de un sueño que tuve a la edad de doce años. Un hombre que no conocía se me acercó en el sueño y me colocó un violín entre los brazos. Me dijo que tocara y yo le dije que no sabía. Él afirmó que sí sabía y realmente toqué el violín en el sueño y encontré mucho placer. A la mañana siguiente se lo conté a mi padre que me compró un violín. Antes de este sueño en casa mi madre cantaba y mi tío tocaba el acordeón, pero mi interés por la música nació de ese sueño.
Después tomé lecciones en el instituto durante tres años. En un pueblo cercano había una fundación de arte y música turca a la que asistí. Me interesé por varios instrumentos musicales que utilizaban tradicionalmente. Después de mi formación académica estuve viajando y recopilando músicas tradiconales relacionándolo con la curación que hacían los chamanes cuando entraban en trance.
De vuelta a Turquía empecé a tocar todas estas músicas con un grupo de músicos no profesionales llamado Tümata donde se tocaba de forma natural, sin artificios, con instrumentos fabricados manualmente con medios naturales. Los instrumentos fueron reproducidos fielemente con elementos como pelo de caballo, cocos, etc, para mantener la tradición lo más pura posible.
Oruç Güvenç es maestro sufí de diversas órdenes y profesor de musicoterapia y de etnología musical en la Universidad del Mármara en Estambul. A través del instituto universitario que dirige ha realizado una notable labor de recuperación de la música tradicional del Asia central recogida en diversas publicaciones. Ha contribuido a recuperar muchas de las técnicas de musicoterapia de la tradición turca que tienen su origen en la herencia milenaria de los chamanes. Una amplia muestra de esta música arquetípica ha sido recogida en recientes grabaciones de Güvenç.
8 ene 2010
Propuesta de autonomía en el Sahara "impregnada de sabiduría" (presidente ONG argelina)
Rabat. MAP.
El plan marroquí de autonomía en el Sahara es una propuesta "impregnada de sabiduría" contrariamente a la actitud "rígida" de Argelia, declaró el presidente del Movimiento argelino para la autonomía de la Cabilia (MAK, en sus siglas en francés), Ferhat Mehenni.
"La propuesta marroquí de autonomía regional para el Sahara está impregnada de sabiduría, contrariamente a la actitud rígida del gobierno argelino sobre la cuestión", afirmó Mehenni en una entrevista publicada, hoy miércoles, por el diario marroquí "L'Opinion", órgano francófono del partido del Istiqlal.
Esta propuesta es "moralmente superior a la guerra (…) si fuera un dirigente del polisario, habría aceptado por lo menos su principio, lo demás está por negociar", dijo.
"Deseamos que todos los norteafricanos, ricos de sus numerosas identidades, vayan juntos hacia la generalización de las autonomías regionales donde esto es necesario", prosiguió precisando que la autonomía regional "nunca desmembró hasta el momento a un país".
El MAK, explicó, representa en el contexto argelino, "el mejor amparo contra este peligro, el movimiento es una solución y no un problema. Es la paz y no la guerra", antes de añadir que el MAK, que "preconiza la autonomía regional para evitar la implosión de Argelia, es un movimiento pacífico que cuenta con la acción democrática para conseguir sus objetivos".
El plan marroquí de autonomía en el Sahara es una propuesta "impregnada de sabiduría" contrariamente a la actitud "rígida" de Argelia, declaró el presidente del Movimiento argelino para la autonomía de la Cabilia (MAK, en sus siglas en francés), Ferhat Mehenni.
"La propuesta marroquí de autonomía regional para el Sahara está impregnada de sabiduría, contrariamente a la actitud rígida del gobierno argelino sobre la cuestión", afirmó Mehenni en una entrevista publicada, hoy miércoles, por el diario marroquí "L'Opinion", órgano francófono del partido del Istiqlal.
Esta propuesta es "moralmente superior a la guerra (…) si fuera un dirigente del polisario, habría aceptado por lo menos su principio, lo demás está por negociar", dijo.
"Deseamos que todos los norteafricanos, ricos de sus numerosas identidades, vayan juntos hacia la generalización de las autonomías regionales donde esto es necesario", prosiguió precisando que la autonomía regional "nunca desmembró hasta el momento a un país".
El MAK, explicó, representa en el contexto argelino, "el mejor amparo contra este peligro, el movimiento es una solución y no un problema. Es la paz y no la guerra", antes de añadir que el MAK, que "preconiza la autonomía regional para evitar la implosión de Argelia, es un movimiento pacífico que cuenta con la acción democrática para conseguir sus objetivos".
La Presidencia española se viste de gala
El acto contará con la presencia de los Reyes y varias autoridades europeas
Bruselas, 8/01/10.
Hoy comienza todo. Madrid se vestirá de largo para la gala inaugural de la Presidencia española de la UE. El ministro sueco de exteriores, Carl Bildt, cederá el testigo al presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, en un acto presidido por los Reyes de España y los Príncipes de Asturias, que contará con la presencia de Herman Van Rompuy, presidente permanente del Consejo Europeo; Jerzy Buzek, presidente del Parlamento Europeo: José Manuel Barroso, presidente de la Comisión, y Joaquín Almunia, comisario europeo de Competencia. Un espectáculo de las compañías de danza de María Pagés y Tamara Rojo en el Teatro Real dará comienzo oficialmente al semestre europeo español. Todos los madrileños podrán seguir el acto en dos pantallas gigantes colocadas en la Puerta del Sol y en la Plaza Colón.
Bruselas, 8/01/10.
Hoy comienza todo. Madrid se vestirá de largo para la gala inaugural de la Presidencia española de la UE. El ministro sueco de exteriores, Carl Bildt, cederá el testigo al presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, en un acto presidido por los Reyes de España y los Príncipes de Asturias, que contará con la presencia de Herman Van Rompuy, presidente permanente del Consejo Europeo; Jerzy Buzek, presidente del Parlamento Europeo: José Manuel Barroso, presidente de la Comisión, y Joaquín Almunia, comisario europeo de Competencia. Un espectáculo de las compañías de danza de María Pagés y Tamara Rojo en el Teatro Real dará comienzo oficialmente al semestre europeo español. Todos los madrileños podrán seguir el acto en dos pantallas gigantes colocadas en la Puerta del Sol y en la Plaza Colón.
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